El alegato eterno de Fidel Castro

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Por Osviel Castro Medel | 16 octubre, 2016 |
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Fidel Castro RuzHan pasado 53 años, pero aquel documento sigue estremeciéndonos y asombrándonos. No solo admira por su extraordinario contenido, sino también por el hecho que lo originó.

Me refiero a La Historia me absolverá, el alegato de autodefensa que Fidel Castro pronunciara el 16 de octubre de 1953, en el juicio en su contra, a raíz del asalto a los cuarteles Moncada (Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (Bayamo).

En total 102 personas que habían participado en las acciones del 26 de julio de ese año fueron juzgadas en la Causa No. 37. El proceso, programado en principio para el Palacio de Justicia de Santiago de Cuba, comenzó el 21 de septiembre y 15 días después ya 29 prisioneros habían sido condenados a penas de siete a 13 años de privación de libertad.

Pero el juicio a Fidel se produjo el 16 de octubre, en una estrecha sala del Hospital Civil Saturnino Lora. Junto al Líder revolucionario fueron encausados Gerardo Poll Cabrera y Abelardo Crespo, quien debió permanecer acostado en una camita porque tenía varias heridas en su cuerpo que no habían sanado del todo.

La vista oral duró cuatro horas y la mitad de este tiempo fue empleada por Fidel en su autodefensa, que comenzó con el célebre párrafo: “Nunca un abogado ha tenido que ejercer su oficio en tan difíciles condiciones; nunca contra un acusado se había cometido tal cúmulo de abrumadoras irregularidades. Uno y otro, son en este caso la misma persona. Como abogado, no ha podido ni tan siquiera ver el sumario y, como acusado, hace hoy 76 días que está encerrado en una celda solitaria, total y absolutamente incomunicado, por encima de todas las prescripciones humanas y legales”.

El joven de 27 años expuso los seis principales problemas que aquejaban a Cuba entonces: el de la tierra, el de la industrialización,  vivienda, desempleo, educación y salud.

Cuando articuló su brillante alegato la nación vivía otros males tremendos. En un país de 5,8 millones de habitantes cerca de  807 700 eran analfabetos (más del 22 por ciento de la población), el  desempleo rondaba el 8,4 por ciento de la masa económicamente activa, el  porcentaje de bohíos era de 33,3 y el de la  electrificación de solo 55,6.

Además,  500  mil obreros del campo trabajan  solo cuatro meses, y a eso se sumaba los «400 mil obreros industriales y braceros cuyos retiros están desfalcados», los 10 mil profesionales «en un callejón sin salida», las 200 mil familias campesinas sin «una vara de tierra donde sembrar alimentos para sus hambrientos hijos”, como señaló el abogado en La Historia…

Aquel alegato, publicado luego gracias a una red de revolucionarios que conspiraban clandestinamente, sacudió la nación, hizo crecer la figura de Fidel, dio a conocer el programa de los revolucionarios y ayudó a convertir el revés táctico del Moncada en una victoria estratégica.

Aunque el Líder fue condenado a 15 años de prisión en la entonces Isla de Pinos, el documento emanado del juicio se convertiría en un referente para todos los revolucionarios de Cuba.   A 53 años, todavía parecen retumban las palabras eternas de Fidel: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.

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