Aunque por disímiles causas, el resultado final de la zafra 2022-2023 en Granma reitera los incumplimientos de varios años y su duro golpe en materia económica, por lo que representa en medio de la compleja situación que vive el país.
Más allá de cifras y problemas, la realidad es que retrocedió la producción de azúcar, respecto a la campaña anterior, por el bajo aprovechamiento de la norma potencial y de la eficiencia, como consecuencia del alto grado de obsolescencia y deterioro en el estado técnico de la maquinaria agroindustrial.
Contribuyó al mal desempeño, entre otros, el tiempo perdido en Arquímides Colina y Enidio Díaz por roturas de los equipos, interrupciones en el proceso fabril, indisciplinas tecnológicas y laborales, además de las carencias de los recursos, en particular de combustibles, lubricantes y piezas de repuesto.
Asimismo, estuvieron presentes deficiencias en el funcionamiento de las empresas agroindustriales y afectaciones por las intensas lluvias y los incrementos en los incendios en los cañaverales, quedándose considerables cantidades de materia prima sin cortar.
Como aspecto negativo está la producción cañera, con deudas principalmente en la preparación de tierra, la siembra del cultivo y sus atenciones culturales, las que fueron limitadas por la falta de herbicidas, fertilizantes y previsión en las direcciones de las bases productivas y de motivación en algunos colectivos.
La tarea en esta actividad es esencial y requiere de un esfuerzo sistemático para aumentar los rendimientos, nuevas áreas agrícolas y explotación óptima para lograr más caña, con el propósito de garantizar las próximas cosechas.
De ahí que no resulta casual que entre las 93 medidas, aprobadas por el país, para salvar a la industria azucarera, las primeras 10 estén dirigidas a producir la dulce gramínea, por todo lo que aporta de manera insustituible al sector, la economía y la sociedad.
Sin negar el esfuerzo en el duro bregar de muchas personas que, comprometidas, se entregaron a la tarea en condiciones difíciles, pero la rama agrocañera necesita de la mayor prioridad y crecer sostenidamente en la productividad, con bienes y servicios, y la creación de nuevos colectivos, los cuales propiciarían, a su vez, incentivos notables de salarios y sentido de pertenencia.
No obstante, el amargo sabor que deja la zafra en el territorio se refleja en los almacenes del Ministerio de Comercio Interior y del Grupo Azucarero, y en la canasta familiar normada, según avala la Dirección de coordinación y supervisión técnica de Granma.
Además, se subraya como incuestionable el impacto desfavorable que tuvieron en el desarrollo de la contienda, los efectos del recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno estadounidense contra Cuba y la crisis internacional derivada de la Covid-19.