Análisis en el Parlamento: La enseñanza y la defensa de la historia como pilares esenciales de la Revolución

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Por Cubadebate | 15 julio, 2025 |
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La comisión contó con la presencia, en la sesión matutina, del viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

Con un homenaje sentido al cantautor y revolucionario Eduardo Sosa, la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente abrió su debate previo al quinto período ordinario de sesiones del Parlamento en su décima legislatura.

La sesión de trabajo comenzó centrada en el análisis y perfeccionamiento de la enseñanza de la Historia de Cuba y el Marxismo Leninismo.

La reunión se centró en consolidar y desarrollar las políticas sociales, y para ello abordó las estrategias educativas en el actual escenario sociopolítico del país.

Con un minuto de silencio dedicado a Eduardo Sosa, los diputados rindieron homenaje a quien fuera un miembro activo de la comisión, cuya obra comprometida y voz auténtica marcaron profundamente los espacios culturales y políticos de la nación.

Un amigo cercano compartió versos en su honor, reflejo del sentir colectivo. Su legado, íntimamente vinculado al pensamiento martiano y fidelista, continuará inspirando debates y propuestas educativas en las sesiones futuras.

Reafirmar la columna vertebral del proyecto nacional

El eje del encuentro giró en torno a la actualización de la estrategia diseñada para fortalecer la enseñanza de la Historia de Cuba y el Marxismo Leninismo, entendidas como pilares ideológicos de la Revolución.

En este marco, se compartieron experiencias de los talleres provinciales y nacionales, que permitieron delinear nuevas líneas de acción para renovar enfoques y contenidos educativos.

Tres ponentes destacaron en la primera hora de la mañana.

Modesto Gómez Crespo, viceministro primero del Ministerio de Educación Superior (MES); Nadia Chávez, vicerrectora de la Universidad de las Artes (ISA) y Jorge Luis Aneiros, director de la Oficina de Asuntos Históricos y presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), quien aportó una mirada crítica sobre el papel de la historia en la formación ideológica.

Los programas de los tres organismos reafirmaron que ante los desafíos actuales –incluidos los impactos de la pandemia, las limitaciones energéticas y las tensiones ideológicas–, la educación histórica debe convertirse en instrumento de conciencia y transformación.

Más allá del aula

Los ponentes destacaron la necesidad de que toda la sociedad, no solo las instituciones educativas, se involucre en la defensa del pensamiento histórico revolucionario. Desde el sistema empresarial hasta los medios de comunicación y los museos, cada espacio puede y debe contribuir al fortalecimiento ideológico nacional.

Se reconocieron preocupaciones importantes referentes a la falta de motivación y retención en carreras como Historia; desigualdad en la cobertura docente, con cinco universidades por debajo del 80%, y la necesidad de incorporar a jóvenes profesores y elevar la producción científica, ya que solo el 25.5% del claustro cuenta con publicaciones afines.

Aun así, se destacó el compromiso del cuerpo docente ante los debates ideológicos y su rol activo en la formación crítica.

La enseñanza de la Historia y el Marxismo Leninismo no se reduce al currículo escolar, es parte del proceso de construir un ciudadano consciente, capaz de analizar, participar y transformar, se comentó en la sesión de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Basada en los principios de José Martí, Fidel Castro y los clásicos del marxismo, esta formación va más allá del contenido y apunta a la raíz del pensamiento nacional.

Los integrantes de la comisión reafirmaron, desde sus ponencias, que los próximos pasos deben incluir mayor integración territorial y comunitaria, la historia local en los programas de desarrollo y una estrecha articulación entre educación, cultura, patrimonio y política.

En el escenario nacional, formar graduados con una sólida base político-ideológica no es solo una meta académica, sino una urgencia estratégica. Por ello, estas asignaturas están incorporadas en todos los planes de estudio, especialmente en los primeros años de formación universitaria. Su enfoque busca ampliar la cultura general, vincular la educación con el desarrollo del país y fomentar un espíritu innovador, comprometido y transformador.

La enseñanza superior ha venido fortaleciendo estos componentes de manera sistemática, logrando integrar los principios del socialismo cubano en sus cuerpos normativos, enfatizando en el pensamiento y la obra de José Martí y de Fidel como eje formativo.

El MES lidera este proceso, con seguimiento semanal encabezado por su ministro y en articulación directa con rectores, docentes y comisiones nacionales.

Las estrategias se han materializado en frentes como la inclusión del papel de la administración pública en el desarrollo territorial; la articulación de contenidos con organismos formadores, como los de Ciencias Médicas, reincorporando asignaturas como Economía Política, Teoría Política y Estudios Sociológicos.

Este perfeccionamiento se sostiene por un proceso de comunicación constante entre instituciones, orientado por el Partido y el Gobierno.

Jorge Luis Aneiros Alonso interviene en la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

El docente como pilar ético

El claustro, especialmente el de Historia y Marxismo Leninismo, ha demostrado alto compromiso político. No obstante, se identifican retos como la edad promedio (50 años), baja producción científica especializada (25.5%) y la necesidad de atraer nuevas vocaciones.

El reconocimiento social del docente se presenta como una tarea pendiente, en medio de una realidad que exige formación en valores en cada clase impartida.

De la misma manera, la incorporación de las TIC y herramientas de inteligencia artificial es hoy una necesidad estratégica. Estudiantes las emplean cada día, pero los profesores deben hacerlo también, no solo como recurso pedagógico, sino como defensa ante la manipulación informativa y el intento de distorsión histórica. Se trabaja para elevar la calidad de los materiales digitales y facilitar el acceso al pensamiento revolucionario con creatividad.

La Universidad de las Artes es ejemplo de cómo este perfeccionamiento se expresa en el sistema cultural. Con la presencia del ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, entre otros directivos, se proyectó un videoinforme que evidencia el peso de asignaturas como Filosofía, Estética, Teoría Política y Estudios Cubanos en la formación integral de artistas.

En un contexto marcado por tensiones ideológicas, desafíos económicos y profundos procesos de transformación social, educar desde la historia significa sostener la nación desde su memoria.

Como instrumento y vehículo de la Revolución, la enseñanza ideológica no se limita a las aulas, sino que se extiende a los barrios, los museos, los medios de comunicación, los espacios patrimoniales y cada acción cotidiana de quienes forman y transforman.

El ISA ha sido vanguardia en el impulso de proyectos pedagógicos innovadores:

  • El Encuentro de Reflexión sobre Filosofía y Estética, con 13 ediciones.
  • El Coloquio Histórico-Cultural, promovido por el Departamento de Estudios Cubanos.
  • La 22.ª Conferencia Científica Internacional, donde se presentaron investigaciones como:
    • Sergio Vitier y la Danza Nacional de Cuba (1978-1983).
    • Fotografía como medio histórico.
    • Coreografía cubana desde la perspectiva de género.

Jorge Luis Aneiros, presidente de la UNHIC, recalcó la importancia de la extensión universitaria y el papel de la Unión de Historiadores de Cuba en esa labor extensionista, a través de cátedras honoríficas.

Fundada en 1981, la UNHIC agrupa a 4 682 profesionales distribuidos en 3 093 secciones de base y organiza eventos como el Congreso Nacional de Historia y el Coloquio Internacional de Historiadores, además de premios como el Nacional de Historia.

Su órgano editorial es la revista El Historiador y publica un boletín digital mensual. Bajo la tutela del Ministerio de Cultura, mantiene convenios con los ministerios de Educación y Educación Superior y otros organismos.

A pesar de los avances, persisten desafíos: la enseñanza de la historia enfrenta la falta de motivación en niños y jóvenes; ataques sistemáticos en redes sociales que buscan desacreditar a figuras históricas y distorsionar los valores del socialismo cubano, y tendencias a sobredimensionar errores internos, invisibilizando causas estructurales como el bloqueo imperial y los efectos de la economía neoliberal.

Ante esto, se requiere una acción coordinada que fortalezca el conocimiento histórico y reafirme la soberanía cultural del país.

Aneiros Alonso propuso 25 líneas de acción para fomentar, revitalizar y difundir la enseñanza de la historia, entre ellas potenciar el Concurso Nacional de Periodismo Histórico, junto a la Unión de Periodistas de Cuba, y premiaciones en festivales de medios.

Además, crear una muestra nacional de cine histórico, promovida por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, con películas sobre figuras cimeras de nuestros procesos revolucionarios, y reforzar el vínculo escuela-museo, con la recuperación de aulas patrimoniales y visitas escolares.

Otras líneas son:

  • Interactuar con los museos, con apoyo de Gobiernos locales y financiamiento específico.
  • Reapertura de museos que se encuentren cerrados, mediante programas aprobados en Asambleas Municipales.
  • Revisión de líneas de investigación histórica, con foco en vacíos historiográficos desde centros académicos.
  • Proceso político en universidades (2025), centrado en calidad docente y actualización curricular.
  • Extensión del proceso a otros ministerios (2026), fortaleciendo la dimensión intersectorial de la enseñanza histórica.
  • Conmemoración del centenario de Fidel Castro (agosto 2026), como estímulo mayor para consolidar estas tareas.

La historia, más que una minuciosa crónica de la vida de un pueblo, es base y sostén para la elevación de sus valores morales y culturales; instrumento y vehículo de la Revolución.

Nuevos aportes desde el Parlamento

Osiris Aranda, diputada por Guantánamo, abrió su intervención destacando las iniciativas culturales locales.

Subrayó la importancia de los encuentros con profesores, en los que emergen preocupaciones docentes y propuestas concretas para perfeccionar la enseñanza de la Historia de Cuba y el Marxismo Leninismo.

Mencionó la consolidación de carreras universitarias en el área histórica, lo cual fortalece el claustro académico. Propuso consolidar aulas vivas, “cuidadoras, creadoras y hermosas”, capaces de nutrir el pensamiento crítico y emocional de los estudiantes.

Enfatizó que toda acción universitaria debe dejar huellas positivas en la comunidad.

La diputada Indira Fajardo expresa sus propuestas en la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

Indira Fajardo, diputada por Chambas, Ciego de Ávila, valoró el perfeccionamiento de los contenidos educativos en un contexto ideológicamente desafiante. Sostuvo que la formación debe responder a la realidad vivida por los estudiantes y reconoció el papel de maestros vinculados a Premios Nacionales de Arte en procesos docentes.

Resaltó el programa doctoral impulsado por el Ministerio de Cultura y la Universidad de las Artes, destacando que muchos directivos hoy participan activamente como docentes.

Como ejemplo, mencionó las expediciones comunitarias lideradas por Corina Mestre, donde arte y trabajo social se entrelazaban para formar artistas comprometidos con sus comunidades. Fajardo defendió que la universidad es un núcleo de pensamiento crítico y participación ciudadana, que debe irradiar al resto del sistema educativo.

Miguel Charbonet, diputado por Caimito, provincia de Artemisa, planteó que la enseñanza de la historia no debe recaer exclusivamente en los profesores del área, sino que cada docente, independientemente de su especialidad, debe asumir la formación de valores como parte de su labor.

Propuso generalizar experiencias investigativas exitosas y llamó a reforzar la matrícula de estudiantes en carreras históricas, alertando sobre la falta de preparación en algunos niveles docentes. Insistió en que los espacios patrimoniales deben ser activados por las escuelas como centros formativos, y que el desarrollo territorial debe contemplar dimensiones sociales, políticas y culturales, no solo económicas.

Ivón Álvarez González, diputada por Bauta, respaldó las ideas de Charbonet y comentó acciones locales ya en curso. Destacó que muchas de las propuestas deben integrarse al trabajo territorial, en conjunto con las organizaciones, para adquirir fuerza real.

Una diputada cerró señalando que “aunque se ha debatido ampliamente sobre los retos pedagógicos en torno a la historia, muchas propuestas permanecen sin cambio desde hace años”.

Si bien reconoció que hay conciencia social sobre su importancia, urgió pasar del diagnóstico a la toma de decisiones reales. Reiteró que la formación histórica no puede ser solo objeto de foros, sino parte activa de las políticas públicas, sobre todo desde la enseñanza primaria.

Las intervenciones reflejaron una convicción compartida: la enseñanza de la historia no puede disociarse del contexto nacional ni limitarse al aula.

Requiere un sistema articulado entre academia, Gobiernos, comunidades y medios, buscando formar seres sociales críticos, comprometidos y profundamente identificados con los valores fundacionales de la Revolución.

 

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