Anicio: siempre dispuesto a servir

Share Button
Por Andy Zamora Zamora | 5 enero, 2023 |
0
FOTO Andy Zamora Zamora

La alegría de Anicio Escobar López al dialogar acerca de sus experiencias junto al Comandante en Jefe Fidel Castro son comparables a cada uno de los momentos vividos por él y otros combatientes en la Sierra Maestra.

“Aunque soy nativo de Majibacoa en Las Tunas y allí tuve los combates más fuertes, fui confiable para asumir tareas en Santiago de Cuba donde permanecía el Líder Histórico.

“Allí me encargaron la responsabilidad de abastecer en el área de Logística a algunas unidades, pero cumplía la orden que recibía. Un día Fidel llegó a una unidad de Palma Soriano donde yo prestaba servicios. Noté su forma de hombre natural, pero precavido y sabio, tanto en lo que decía, como en sus actos.

“Yo nunca desobedecía ni contradecía órdenes y por eso tal vez confiaron en mí. Tampoco tenía miedo, pero respetaba y quería a los compañeros de lucha. Para entonces ya tenía a mi esposa, sin embargo, la prioridad era el triunfo revolucionario y me movilizaba hacia cualquier lugar.

“Compartí varios encuentros con el Comandante en Jefe, Raúl,  Juan Almeida y una relación menos cercana con Ernesto Che Guevara. En cuanto a las tareas asignadas fui muy prudente y reservado.

“Hubo momentos también para reír. Fidel cariñosamente me llamaba “el cabito”, yo era gordo y aparentaba menos tamaño. Ellos tenían una alta estatura casi todos.

“El 7 de diciembre de 1958, una parte importante de los guardias bajó junto a Fidel de las montañas hasta llegar a Contramaestre. En Mafo había un reducto grupo de “casquitos” y debíamos hacerlos que entregaran sus armas. Los cercamos y se rindieron.

“Luego el Comandante se fue a Palma Soriano, recorrió varios lugares de Santiago de Cuba evaluando la efectividad de su estrategia militar. Nos encontramos nuevamente para ese fin de año cuando supimos de la huida de Fulgencio Batista.

“Aquella fue la mayor alegría, pero teníamos que mantener esa conquista en todo el país; principalmente en Oriente, donde los combates eran frecuentes y prácticamente se decidía la Revolución.

“El día primero estaba organizada la caravana de la libertad que salía rumbo a la Habana, pero no todos íbamos con ese destino. Isidro Batista, un combatiente ya fallecido, de este pueblo, sí acompañó al Comandante en Jefe en la caravana.

“Fidel ordenó formar un batallón con 150 hombres para reforzar la zona de Guantánamo. Cumpliríamos el objetivo de resguardar la seguridad ciudadana y evitar acciones de sedición ante la victoria del Ejército Rebelde. Todo estuvo en paz.

“Luego de aquella etapa viví en Santiago un periodo, pero me trasladaron a Cauto Cristo con el propósito de resguardar una casa de visita que actualmente es el Palacio de Pioneros.

“Celia Sánchez solicitó una casa para mi esposa y yo en este sitio, a solo unos 200 metros de la casa de visita. Accedimos, atendimos por años esa instalación y Fidel venía a veces, cada dos o tres meses, en ocasiones demoraba más, pero durante la zafra del 70 estuvo aquí por casi un mes.

“En cuestiones de seguridad serví tanto a Fidel como a Raúl Castro. No he conocido hombres tan dignos y responsables como ellos, disciplinados. Y yo: aquí estoy para lo que me necesiten”, concluyó Anicio.

A sus 91 años y nacido el 31 de diciembre para doble celebración, este hombre de renombre entre los combatientes sigue dispuesto a darlo todo por la Revolución.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *