
La agricultura granmense enfrentó un 2022 difícil con discretos resultados, los que distan de satisfacer la demanda de alimentos básicos para la población.
Un amplio programa de siembras acometió el territorio en la campaña de primavera, que en cifras expresó crecimientos, pero aún insuficientes en los volúmenes de las cosechas y lo llevado a la mesa de la ciudadanía.
Desde el año anterior, en septiembre, comenzó la etapa invernal en los cultivos varios, la que se extenderá hasta febrero próximo, labor que debe garantizar mayores volúmenes de hortalizas, viandas, granos y frutas, haciendo énfasis en los renglones de ciclo corto e intercalamientos.
Así se reconoce una recuperación en las denominadas viandas rústicas o tropicales, como el plátano, yuca y boniato, que favoreció indicadores del autoabastecimiento provincial por ser menos dependientes de insumos importados y de tecnologías, lo que ha hecho posible la presencia de estas en los mercados y puntos de ventas.
No así con las siembras de malanga que mantiene reiterados incumplimientos y los atrasos en las plantaciones de frutales que, a pesar de disponer de áreas en los 13 municipios, muestra demoras en las producciones de tan demandadas frutas.
Ello exige continuar plantando, utilizar de manera eficiente los recursos, al no contar con todo el combustible para alistar las tierras, ni de los fertilizantes químicos, lo cual impone suplirlos, en parte, con productos biológicos y paliar los bajos rendimientos agrícolas, dañados por las carencias de estos insumos.
Igualmente, precisa fijar precios que estimulen a los productores para que cubran gastos y obtengan ganancias razonables, además del control sobre los actores económicos e intermediarios, para evitar los desproporcionados ingresos monetarios en la actividad comercial.
Aunque la entrega de terrenos ociosos sobrepasó las 48 mil hectáreas en la etapa y resulta una fortaleza en la decisiva tarea, se requiere de agilidad en la puesta en explotación y en los trámites de otras miles que han sido solicitadas en zonas geográficas con potencialidades para aumentar la producción.
Imprescindible es el uso óptimo del fondo de tierra cultivable, en función de hacer valedera la estrategia de desarrollo local y la implementación de la Ley de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional como la primera prioridad.
Asimismo, en Granma faltó efectividad en la implementación de las 63 medidas para potenciar la rama agropecuaria, adecuada contratación económica y productiva junto a la generalización de las mejores experiencias en la aplicación de la ciencia, la técnica, e innovación tecnológica.
Mientras, programas como el arrocero, cafetalero, tabacalero, apícola y ganadero presentaron severas dificultades materiales, incluidas las de carácter organizativo, por la crisis económica y el arreciado bloqueo norteamericano que impidieron el cumplimiento de los planes, no obstante la búsqueda de alternativas y la voluntad de los agropecuarios.