
Sandra Naranjo, una vecina del barrio, me brindó hace pocas horas, un vaso con el apetitoso jugo de mango y solícita expresó: “es para que refresque con la fruta de los patios de Las Caobas”.
Sin sorprenderme por el gesto y la calidad del refrigerio, asentí y le ofrecí las gracias, doble, porque suscitó el interés en abordar el tema y comentar sobre el acontecimiento que genera especial expectativa.
La cosecha del mango, a partir del actual mes, abre nuevos desafíos para la agricultura y la industria conservera granmenses cuando avizoran una abundante campaña en su recolección, la que ha de extenderse hasta agosto, en zonas de Niquero y Guisa, donde las plantaciones registran maduraciones tardías.
Ambos sectores y otras entidades están convocados al mayor aprovechamiento de la fruta para acopiarla y elaborar los surtidos, destinados al mercado nacional y a sustituir importaciones, en medio de limitaciones económicas causadas por el recrudecido bloqueo estadounidense contra Cuba.
La implementación en el país de varias medidas para el sistema empresarial, incluida la agroindustria alimentaria, evidencian una mayor motivación en los productores y con estos, un mejor encadenamiento para evitar la pérdida de la materia prima, asunto que en años anteriores ha dejado insatisfacciones.
La urgencia de hacer una superior zafra del mango tiene el componente vital de multiplicar los esfuerzos para crecer en los volúmenes del alimento fresco puesto al alcance de la población, con precio asequible y en su elaboración como mermeladas, pulpas y refrescos, surtidos que abastezcan a las unidades del comercio, la gastronomía y del consumo social, especialmente a los centros de salud y educativos.
También como en temporadas anteriores, el mantener abierto puntos de ventas ubicados en las instalaciones de la propia industria conservera y utilizar otras vías de comercialización que acerquen el producto a la comunidad.
Disciplina en la contratación, ágiles medidas en la entrega de envases a los productores y alternativas tanto para su rotación como traslado desde el campo a los puntos de compras y las fábricas exigen de eficiencia y participación colectiva.
Mientras, las autoridades del ramo han asegurado recientemente, el respaldo de los colectivos con realizar las reparaciones necesarias, a tiempo y pasarle por encima, con labor de los aniristas, a la obsolescencia tecnológica de las máquinas y concluida la cosecha de tomate, asumir las “inundaciones” de mango en el procesamiento de todo el que llegue del llano y la montaña.
Granma demandará, según estimados preliminares, de alrededor de 10 mil toneladas de mango en esta cosecha de primavera que incluye fábricas, minindustrias, mercados agropecuarios, puntos de venta, el consumo social y el turismo, en menor cuantía.