El asma bronquial precisa atención y control

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Por María Valerino San Pedro | 21 mayo, 2025 |
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FOTO revistabfit

Cuando en nuestro hogar o familia más cercana alguna persona es asmática, resulta para nosotros preocupante e incómodo, porque apreciar a alguien con crisis de falta de aire y de opresión toráxica, nos hace pensar en posibles complicaciones y por ello, acudir de inmediato a la institución de salud más cercana.

La Doctora Clarisbel Miranda Carrazana, especialista de Primer grado en Alergología, del policlínico Bayamo Oeste, refiere que es esencial involucrar a los pacientes con la atención y control de ese padecimiento, lo que también es objetivo del Día Mundial del Asma, conmemoración implementada el primer martes de mayo, cuya celebración se remonta al año 1998.

“Se trata de una enfermedad crónica – explica- que puede afectar a niños y adultos. En Cuba la prevalencia de asma es de 9,5 por ciento por cada mil habitantes y en el menor de 19 años es de 11,2 por ciento. La provincia de Granma no escapa de estas cifras con un 21,2 por ciento en niños de cinco a ocho años.

“El asma bronquial – agrega- es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias caracterizada por hiperreactividad bronquial, obstrucción reversible del flujo aéreo y síntomas respiratorios recurrentes. Los factores desencadenantes pueden clasificarse en alérgicos y no alérgicos.

“Entre los primeros se encuentran los ácaros del polvo, moho, epitelios de animales y alergenos alimentarios. Los factores no alérgicos incluyen infecciones virales, ejercicio físico, cambios climáticos, exposición a irritantes como el humo del tabaco y contaminación ambiental”.

La especialista afirma que las manifestaciones clínicas están dadas por sibilancia, disnea, opresión toráxica y tos, que suele ser más intensa durante la noche o madrugada.

En tanto, la severidad de los síntomas puede variar desde episodios leves hasta crisis asmáticas potencialmente mortales. El diagnóstico de asma incluye una historia clínica bien detallada, examen físico y pruebas de función pulmonar, y los pilares del tratamiento se basan en una medicación no farmacológica y otra farmacológica.

Miranda Carrazana indica que la educación continua del paciente sobre un conjunto de aspectos fundamentales de la enfermedad, como la identificación y evitación de los factores desencadenantes, es primordial en la prevención de las posibles crisis, por lo cual  deben ser capacitados para reconocer los signos y síntomas de exacerbaciones y saber cómo actuar de manera adecuada, incluyendo elementos a tener en cuenta a la hora de la alimentación evitando algunos alimentos que promueven la liberación de ciertos mediadores químicos contribuyentes a la aparición de los síntomas.

“La adherencia al tratamiento -dice- juega un papel crucial en la evolución satisfactoria y regresión de los síntomas, empleando una técnica adecuada durante el uso de los inhaladores. En el caso de los niños se requiere un enfoque especial en la prevención y tratamiento, dado que su enfermedad puede impactar significativamente en su desarrollo físico y social. La colaboración con padres y educadores es esencial para asegurar un entorno saludable en estos pacientes.

“El asma bronquial -abunda- puede asociarse a una o más comorbilidades, ya sean alérgicas o no, como la rinitis alérgica, dermatitis atópica, enfermedades cardiovasculares, de la glándula tiroidea, y mentales, y obesidad”.

La doctora expone que no debemos subestimar el daño psicológico que pueden ocasionar las exacerbaciones repetidas, generando ansiedad, depresión, e influyendo negativamente en el control de la enfermedad. En el caso de pacientes bien controlados la actividad física puede mejorar la función pulmonar y la calidad de vida, siempre que se realice con precauciones.

“Cada paciente asmático es único -asevera- requiriendo un tratamiento farmacológico personalizado para un adecuado control de la enfermedad, que puede ir desde el empleo de inhaladores broncodilatadores de acción larga o corta según lo requieran, y de antinflamatorios esteroideos, antihistamínicos, antileucotrienos, e inmunoterapia, siendo esta última quien cambiaría el curso natural del padecimiento. También se pueden emplear anticuerpos monoclonales y otros tratamientos aun en investigación.

“El impacto social y económico del asma es cada día más importante. En países industrializados se evidencia un aumento progresivo de la prevalencia de esta enfermedad, que conlleva a un incremento continuo del gasto. En   los países en vías de desarrollo, donde la prevalencia era mucho menor, se ha observado una ampliación en la incidencia, al parecer en relación con el incremento de la urbanización.

“Mucho se pudiera hablar de asma bronquial, -concluye- que aún continúa siendo objeto de estudio”.

 

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