Desde Mangos de Baraguá partió la columna invasora integrada por unos dos mil hombres bajo el mando del Generalísimo Máximo Gómez y el Lugarteniente General Antonio Maceo, un 22 de octubre de 1895 con el propósito de llevar la guerra a toda la Isla para destruir la base económica de la metrópoli española.
Arsenio Martínez Campos, conocía del ímpetu arrollador y el coraje de los mambises, por eso con sus tropas reforzó la Trocha de Júcaro a Morón y ocuparon cada pedazo de tierra de Las Villas, Cienfuegos y Matanzas.
La trocha es burlada y Gómez y Maceo que se unen en Las Villas. Su plan era preciso: no darle tiempo a los hispanos a organizarse y batirlos al filo del machete.
La zona de Mal Tiempo fue el escenario favorable que permitió a los cubanos demostrar la audacia y el patriotismo que los identificaba.
El 15 de diciembre de 1895, hace 130 años, Máximo Gómez y Antonio Maceo con alrededor de 250 jinetes libraron la Batalla de Mal Tiempo. Maceo estaba al frente de la caballería, y Gómez atacó gritando: « ¡Al combate, viva Cuba libre!».
Los mambises también tenían a su favor la configuración del terreno, lo que le sirvió para hacer la victoria más perfecta.
El combate apenas duró tres horas, cuyo paso arrollador sobre el ejército español permitió a los cubanos acaparar más de 200 fusiles y gran cantidad de municiones, caballos, botiquín médico y diversos efectos.
Durante la ofensiva, el Ejército Libertador causó alrededor de 300 bajas al ejército español. Este hecho fue un duro golpe económico para los colonizadores españoles de la región.
Enrique Loynaz del Castillo, participante en esta batalla, destacó:
La travesía de Mal Tiempo decidió indirectamente el destino de la guerra. El resultado final no se produjo de inmediato, pero allanó el camino, multiplicó la fuerza y el espíritu de la invasión y demostró una vez más la capacidad del soldado español, mucho mejor armado y más disciplinado, para derrotar a tropas sin experiencia previa en combate en campo abierto.
