
Apenas una semana antes de que la villa San Salvador de Bayamo celebrara su aniversario 512, el huracán Melissa irrumpió con fuerza sobre el oriente cubano, dejando a su paso un rastro de daños que aún se siente en el corazón de esta ciudad histórica. La efeméride, que cada año convoca a bayameses y visitantes en actos culturales y patrióticos, se vio esta vez teñida por la urgencia de la recuperación.
Con vientos superiores a los 120 km/h y lluvias intensas, Melissa provocó el desbordamiento del río Bayamo, inundando zonas bajas y afectando severamente la infraestructura urbana. Árboles centenarios fueron arrancados en la Plaza de la Revolución, la primera de Cuba. Las escuelas, centros culturales y viviendas cercanas al cauce del río fueron especialmente vulnerables.
Fundada en noviembre de 1513 por Diego Velázquez, Bayamo fue la segunda villa establecida por los conquistadores españoles en Cuba. Desde entonces, ha sido símbolo de identidad nacional, cuna del Himno de Bayamo y escenario de gestas libertarias. Este aniversario, marcado por la adversidad, reafirma el temple de una ciudad que ha sabido arder por la libertad y reconstruirse desde las cenizas.
“Este aniversario no lo celebramos con fiestas, sino con brigadas”, expresó Yosvany Rodríguez, joven voluntario que ayudó a despejar de malezas las avenidas. “Pero eso también es parte de nuestra historia: resistir, ayudar, levantarnos”.
La solidaridad se hizo presente en cada rincón. Vecinos, estudiantes, trabajadores y artistas se unieron para asistir a los damnificados y recuperar espacios públicos. Bayamo, que en 1869 prefirió arder antes que rendirse, hoy se enfrenta a otro tipo de desafío: reconstruir sin perder la memoria. Y lo hace con la dignidad que ha marcado su historia durante más de cinco siglos.
