El 12 de 0ctubre de 1971, hace 54 años los habitantes del poblado de Boca de Samá, en la provincia de Holguín descansaban tranquilamente. El sueño se vio interrumpido cuando inesperadamente fue atacado por un grupo de terroristas agentes de la organización Alpha 66, que tripulaban dos lanchas piratas procedentes de La Florida.
Un grupo de aproximadamente catorce individuos se internaron por la orilla del mar hasta el caserío. En el lugar obligaron a algunos moradores a servir de guías hacia el puesto fronterizo, pero los rehenes se negaron o se resistieron.
Irrumpen en tres viviendas, en la tienda del pueblo, y en la escuela del barrio habitado por poco menos de 50 personas.
Los guardafronteras se enfrentan valientemente el combatiente del Ministerio del Interior Lidio Rivaflecha y Ramón Arturo Siams pierden la vida en la provocación.
Las descargas de las acciones terroristas de la mafia contrarrevolucionaria miamense también causaron heridas a Carlos Escalante, a las hermanas Nancy y Ángela Pavón Pavón de 15 y 13 años de edad, así como al obrero agrícola Jesús Igarza Osorio.
Nancy Pavón cuenta que al despertar intenta ponerse un zapato, el pie derecho lo tenía cortado en pedacitos y el otro como si me hubieran dado un machetazo.
Las acciones revelan que todo fue para cumplir un plan más de invasión mercenaria a la Isla para intentar sembrar el terror y el pánico en la población, quienes aseguran fue una noche de terror, bajo un fuego de balas sin precisar de dónde venían.
Hoy en Boca de Samá se erige como un monumento contra el terrorismo, símbolo de firmeza y patriotismo de los habitantes de este pueblo que rechaza cada intento de agresión a nuestro país.