Cuentan algunos historiadores cinematográficos que el personaje de Elpidio Valdés, de Juan Padrón, apareció por primera vez en la revista Pionero, 1970. Nueve años después se publicó el libro Aventuras de Elpidio Valdés, con múltiples reimpresiones, convirtiéndose, desde entonces, en un ícono de la cultura cubana.
Es casi imposible ser cubano y no saber de quién se trata, porque hablar de él es remitirse al imaginario colectivo de varias generaciones. Recientemente, el popular mambí cumplió 52 años de creado.
El surgimiento de Elpidio Valdés es bastante curioso, según su padre: el dibujante y director de cine cubano Juan Padrón. Este se encontraba en San Petersburgo haciendo los bocetos de la historieta del samurai Kashibashi cuando le surgió un personaje mambí. De esta forma, Elpidio aparece, por primera vez , como personaje extra en las mencionadas historietas.
Tanto lo cautivó aquel gracioso mambí que, justo en ese momento, decidió darle vida como personaje principal en la historieta Elpidio Valdés contra los ninjas. En esta historia el mambí viaja a Japón para destruir un arma secreta que las tropas españolas tenían en ese país.
No obstante, habría que esperar un poco más para que finalmente Elpidio Valdés viajara a tierras cubanas. Para ello, Padrón tuvo que hacer una ardua investigación sobre el siglo XIX cubano, la vestimenta de la época, los grados de los militares, las armas, etc.
El objetivo era enseñar a los niños parte de la historia de la Guerra de Independencia. La maravillosa forma de lograrlo fue alejarse de discursos dogmáticos como si de un libro de historia se tratara: cubanizó a los personajes principales y los dotó de humor en situaciones donde se ridiculizaba al ejército español.
De su nombre se dice que Padrón lo tomó del escrito Cartas a Elpidio, de Félix Varela. En cuanto al apellido, adoptó Valdés por la reconocida novela costumbrista Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde.
Producido luego por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), este insurrecto inspiró tres largometrajes, cuyas historias abarcan la muerte de su padre y los inicios de la Guerra de Independencia, los esfuerzos para llevar a Cuba un cargamento de armas desde Estados Unidos y sus aventuras durante la intervención norteamericana.
Desde 1974 hasta el 2000, se realizaron dos docenas de capítulos, entre los cuales destacan aventuras como la del tren militar, el convoy, contra la policía de Nueva York, el encuentro con Palmiche (su caballo), el enfrentamiento a los rayadillos, la historia del machete, la cañonera, el asalto a Jutía Dulce, cuando lo capturan, su boda con María Silvia, entre otros.
Los parlamentos de sus historietas forman parte del argot popular del cubano, de tal manera, que es común escuchar en las calles frases como; hasta la vista, compay; a ti qué te duele, Pelirroja; oye, oye, la candela es aquí; la contrainteligencia es la contrainteligencia, chavá; o caballero, al machete y con la lú apagá.
Elpidio es, sin dudas, nuestro héroe de ficción por excelencia. De eso puede estar seguro, compay.