
El prestigioso Comandante Ernesto Che Guevara decía que no había que ver a Camilo Cienfuegos como “un héroe aislado realizando hazañas maravillosas al solo impulso de su genio, sino como una parte misma del pueblo que lo formó, como forma a sus héroes, sus mártires o sus conductores en la selección inmensa de la lucha”.
La consideración anterior es válida en toda su dimensión, porque presenta las coordenadas esenciales de Camilo: surgido del seno del pueblo, protagonista de hazañas en el camino de la libertad, genio estratégico y táctico de la guerra de liberación nacional, y uno de los más destacados conductores de la Revolución cubana.
Camilo Cienfuegos Gorriarán nació el 6 de febrero de 1932, en una humilde casa de la calle Pocito, en la barriada Jesús del Monte, en ciudad de La Habana, hace hoy 92 años. Era hijo de Ramón Cienfuegos Flores y Emilia Gorriarán Zaballa. El padre, hombre de ideas socialistas, destacó como dirigente sindical en la Unión de Operarios de Sastres y publicó un manifiesto a favor de los soviets bajo el título retador La Revolución Rusa se extenderá a todo el mundo.
Al decursar del tiempo, Camilo se convirtió en un acérrimo enemigo de todo tipo de injusticias y en nombre de la libertad de su patria escribió páginas extraordinarias de valor y audacia.
Sirvan estas breves líneas como homenaje a los 21 meses de su accionar revolucionario contra la dictadura de Batista por los actuales municipios granmenses de Niquero, Pilón, Media Luna, Bartolomé Masó, Buey Arriba, Guisa, Bayamo, Río Cauto, Cauto Cristo y Jiguaní.
LA FORMACIÓN DEL HÉROE
El niño Camilo cursó su primera enseñanza en la escuela pública no. 105 Félix Ernesto Alpízar y, en 1944, ingresó en la Escuela Superior no. 13 de la Víbora. A los 17 años de edad, en septiembre de 1949, matriculó en la Academia San Alejandro con el propósito de estudiar escultura. En este plantel solamente estuvo un año, porque en abril de 1950 encontró empleo en la sastrería El Arte como mozo de limpieza con un salario de 50 pesos mensuales y poco después pasó al departamento de ventas.
Pero Camilo tenía ansias de superación, por lo que el 1 de abril de 1953 emigró a los Estados Unidos. Allí se vinculó con otros cubanos que publicaban el periódico La Voz de Cuba. En este órgano el joven habanero dio a la luz el artículo Identificación Moral, donde expresó: “Si Martí, Maceo y Gómez y otros muchos pudieran levantarse de sus tumbas, así lo harían para de nuevo combatir y que de una vez y para siempre se extirpe de Cuba la raíz corrompida de hombres como Fulgencio Batista”.
Para burlar a las autoridades federales de inmigración, Camilo, en octubre, se trasladó a Chicago; en julio de 1954, a San Francisco y, posteriormente a Nueva York, donde trabajó como camarero.
Denunciado como inmigrante, fue detenido en abril de 1955 y conducido a una prisión en una islita, casi frente a la estatua de la Libertad. Estuvo encerrado durante 39 días, siendo deportado a Cuba.
FICHADO COMO COMUNISTA Y PERSEGUIDO
Deseoso de tomar parte contra la dictadura de Batista, desde junio de 1955 se vinculó, por medio de su hermano Osmany Cienfuegos, a la rebeldía estudiantil en La Habana. El 7 de diciembre participó en una manifestación organizada por la FEU en el parque Maceo, para rendir tributo al héroe santiaguero. La policía reprimió al estudiantado, en cuya tangana Camilo recibió en la pierna izquierda un balazo de fusil M-1.
Le vendaron con el mismo jakey que llevaba y lo trasladaron para el hospital quirúrgico Calixto García. Entre los que acudieron a verlo estaban sus padres, su hermano Osmany y su amigo y compañero de trabajo Reinaldo Benítez Nápoles, el bayamés.
De nuevo, el 28 de enero de 1956, formó parte de otra actividad de los estudiantes en tributo a Martí. La policía arremetió contra ellos y Camilo fue golpeado y apresado. Esta vez lo condujeron al Buró de represión de actividades comunistas (Brac), donde le llenaron un expediente como sujeto subversivo.
Fichado como comunista y perseguido por los sicarios del régimen batistiano, en marzo tomó el camino del exilio en los Estados Unidos. Viajó a la ciudad de San Francisco, donde realizó distintos trabajos para sobrevivir. Ante el llamado de Fidel Castro de luchar contra Batista, decidió partir para el país azteca. El 10 de mayo escribió a un amigo: “Mi único deseo, mi única ambición es ir a Cuba a estar en las primeras líneas cuando se combata por el rescate de la libertad y la hombría…”
El 21 de septiembre, Camilo llegó a México, con el objetivo de engrosar las filas de la expedición armada que Fidel Castro preparaba. La ayuda de Reinaldo Benítez y Raúl Castro fue decisiva para que ingresara en el núcleo revolucionario y sentara plaza como expedicionario del yate Granma, el que zarpó para Cuba el 25 de noviembre de 1956.
LA LUCHA EN LA SIERRA MAESTRA
Al amanecer del 2 de diciembre, el yate blanco de la libertad llegó a Los Cayuelos, en las costas del municipio de Niquero. De este modo pisaba, por vez primera, la tierra de Oriente, con un fusil y la voluntad de ser libres o mártires.
Luego de la dispersión en Alegría de Pío, Camilo se retiró por la línea costera hacia las montañas de Toro, junto a Francisco González Hernández y Pablo Hurtado Arbona. El día 9 contactaron con el grupo de Juan Almeida, Ramiro Valdés Menéndez, Ernesto Che Guevara, Reinaldo Benítez y Rafael Chao Santana.
La ayuda de los campesinos de las zonas de El Mamey, Palmarito y El Plátano posibilitó que el 21 de diciembre, a las 4:00 de la madrugada, el grupo llegara a la finca El Salvador de Ramón Pérez Montano, conocido por Mongo, en Purial de Vicana. La alegría fue inmensa, ya que allí se reencontraron con Fidel Castro y otros expedicionarios del Granma y varios campesinos y obreros dispuestos a acompañarlos en la lucha insurreccional en la Sierra Maestra.
En los primeros combates librados en las montañas, Camilo sobresalía por su valor a toda prueba como La Plata (17 de enero), Llanos del Infierno (22 de enero) y Alto de Caracas (9 de febrero). Los meses de marzo y abril fueron de reestructuración y llegada de refuerzos desde las ciudades de Manzanillo y Santiago de Cuba. En premio a sus méritos fue ascendido a teniente y designado por Fidel jefe de la vanguardia de la columna 1 José Martí. En esta etapa peleó en El Uvero (28 de mayo) y Pino del Agua (17 de septiembre), bajo el mando directo de Fidel.
En octubre de 1957, pasó a mandar el pelotón 1 de la columna 4, dirigida por el Comandante Ernesto Che Guevara con el ascenso a la categoría de capitán. De nuevo mostró sus dotes de hombre audaz en los combates de Alto del Cojo (27 de noviembre), Mar Verde (29 de noviembre), Altos de Conrado (8 de diciembre) y la batalla de Pino del Agua (16 de febrero de 1958). En esta última fue herido en el muslo y el abdomen, teniendo que guardar reposo en el campamento de Pata de la Mesa.
EN LOS LLANOS DEL CAUTO
El 31 de marzo de 1958, el capitán Cienfuegos recibió la misión del alto mando rebelde de salir a operar a los llanos de Bayamo. Le acompañaron, inicialmente, 14 combatientes fogueados en la guerrilla serrana. El destacado oficial rebelde tenía puesta mucha confianza en la misión y anotó en su diario: “…hoy es el anhelado día, el día de dejar la loma para bajar al llano a librar las últimas batallas para liberar a Cuba”.
Los objetivos estratégicos que debía cumplir estaban relacionados con unificar algunos de los grupos alzados en la región de Bayamo, crear condiciones para la llegada de otros pelotones y escuadras de la columna no. 4 y apoyar la huelga convocada por el Movimiento 26 de Julio (M-26-7). la cual debía estallar a comienzos del mes de abril.
En un primer momento estableció relaciones con los dirigentes del M-26-7 de Bayamo y con los tenientes Alcibíades Bermúdez y Gerardo Hernández Silva al frente de grupos de escopeteros en la zona. Realizó sabotajes a los tendidos eléctricos y telefónicos y dio ingreso a su tropa de algunos hombres procedentes de la ciudad de Bayamo.
El 7 de abril preparó una emboscada a una patrulla enemiga en el arroyo San Rafael, a pocos kilómetros de Bayamo. En la acción causó al enemigo un muerto y cuatro prisioneros. En poder de los rebeldes quedaron 5 armas largas, un revólver y numerosas balas.
El 10 de abril, en la noche, en el campamento de Las Cruces, estrechó vínculos con el primer teniente Orlando Lara, donde coordinaron planes para la invasión de la región de Camagüey. Al respecto Camilo le informó a Fidel el 15 de abril de 1958: “Esta zona Lara la tiene completamente dominada, es muy querido por todos los vecinos y tiene una organización de primera”.
En aprecio a las dotes de Camilo y sus hazañas, la capacidad de conducir tropas, el 16 de abril, el Comandante en Jefe Fidel Castro firmó su ascenso al grado de comandante y lo designó jefe de la columna 2, todavía sin nombre, con los objetivos de operar en el triángulo estratégico cuyos vértices estaban en las ciudades de Bayamo, Manzanillo y Las Tunas.
En otros párrafos del documento precisaba: “Las obligaciones del Comandante Cienfuegos son las propias de sus grados y la coordinación de los esfuerzos de las diferentes guerrillas que operan en la zona, para lo cual debe comunicar este nombramiento a los diferentes capitanes, tenientes y encargados de grupos”.
Asimismo, la orden militar puso bajo el mando del comandante Cienfuegos el área urbana de las ciudades de Bayamo, Manzanillo y Las Tunas, con los objetivos de coordinar los abastecimientos y las acciones de sabotajes dentro de los pueblos.
El 20 de abril, Camilo penetró por sector norte a la ciudad de Bayamo y atacó personalmente las fuerzas enemigas que custodiaban la planta eléctrica móvil, en la zona del Wuay, dentro del reparto Vista Alegre, próxima a la estación ferroviaria. Una nota leída dos días después por Radio Rebelde detallaba: “El día 20, fuerzas al mando del comandante Camilo Cienfuegos atacaron la ciudad de Bayamo, a las 11 y media de la noche. El combate se libró dentro de la ciudad monumento nacional. La dictadura tuvo 18 muertos y varios heridos. Por nuestra parte una sola baja: el teniente Estévez, a quien rendimos nuestro homenaje revolucionario”.
El 23 de abril, Camilo dirigió una carta a Fidel Castro agradeciendo su ascenso al grado de comandante y apuntaba: “… al recibir tan alto honor y responsabilidad he jurado cumplir a cabalidad dicho cargo y trabajar hasta el límite de mis fuerzas por acelerar el triunfo de la Revolución”. Y agregó seguidamente: “Gracias por darme la oportunidad de servir más a esta dignísima causa, por la cual siempre estaré dispuesto a dar la vida… Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza. Siempre a sus órdenes…”
Pero la mayor muestra de la audacia de Camilo la mostró el 4 de mayo cuando el campamento que tenía en el monte de La Estrella, al oeste de Bayamo, fue cercado por más de 300 soldados regulares y la guardia rural, con el apoyo de tres avionetas artilladas. Un traidor, Ramiro Rodríguez, puso al tanto de la posición al comandante Merob Sosa García y el capitán Pedro Morejón Valdés, quienes organizaron aquella poderosa agrupación militar.
La pelea comenzó a las 11 y media de la mañana, momento en que solo disponía de 47 hombres, con el ametrallamiento de dos avionetas. Obviamente, querían marcar el punto exacto del campamento para la agresión terrestre. Los atacantes hicieron esfuerzos para romper las líneas de defensa rebelde, posesionados en las márgenes del arroyo Cocurucho. A la una y media al enemigo le llegó un refuerzo 200 soldados, con el auxilio de cuatro tanquetas T-17, dos aviones B-26 y un helicóptero.
A las cinco de la tarde las unidades batistianas realizaron un avance impetuosos con alto barraje de fuego, pero no lograron su propósito de destruir a la fuerza guerrillera. Por la llegada de la noche, los batistianos abandonaron el lugar conduciendo 3 muertos y 5 heridos. En más de 7 horas de violento combate los rebeldes solo tuvieron un muerto y 4 heridos.
El 24 de mayo, a las diez de la mañana, Camilo preparó una emboscada a una patrulla militar que se movía por la zona de Las Cuchillas del Cauto. En el momento que los guardias gritaban que se rendían llegó otro camión de soldados del régimen desde Bayamo. Los rebeldes solamente pudieron ocupar 2 fusiles Springfield y unas 330 balas. El repliegue fue rápidamente hacia el río Cauto, el cual cruzaron hacia Las Espinas.
Para detener el trasporte de patrullas militares por la Carretera Central entre Holguín y Bayamo, el 7 de junio, a las diez de la noche, emboscó al enemigo en el Kilómetro 807, en el punto conocido por Naranjal, al norte de Cauto Cristo. En la acción hicieron 7 muertos y 5 heridos a los esbirros y ocuparon una ametralladora y dos fusiles Garand.
NUEVAS HAZAÑAS EN LA SIERRA MAESTRA
Una vez iniciada la gran ofensiva batistiana contra el Primer Frente José Martí en la Sierra Maestra en el verano de 1958, el Comandante en Jefe el 11 de junio solicitó la presencia del comandante Cienfuegos en la zona de Santo Domingo, como parte de las fuerzas que concentraba en las montañas para contrarrestar los planes enemigos.
En la carta que Fidel le envió realizó importantes consideraciones: “El desplazamiento tuyo hacía acá, aparte del valor que implica en este instante, tiene la ventaja de que en cuestión de días puedas situarte de nuevo en esa zona cuando las razones de la estrategia general, así lo requieran. El enemigo además ha trazado sus planes contando contigo ahí, vamos hacer que tengan que librar la batalla contigo aquí.”
Es decir, Camilo subía a cooperar a la destrucción de los batallones enemigos que penetraban en las serranías, pero tan pronto se alcanzara la victoria, debía volver a los llanos del Cauto como parte de la estrategia general revolucionaria.
Unos días después, arribó a las montañas, al mando de 40 hombres bien armados y mencionados. Recibió la misión de situarse en Cuatro Caminos para impedir la entrada de refuerzos hacia Las Mercedes desde la base enemiga del central Estrada Palma. Más de siete combates libró en Cuatro Caminos, Providencia y Santo Domingo, rechazando al adversario y ocupando armas.
El 6 de agosto, con la victoria rebelde en la batalla de Las Mercedes, el mando batistiano retiró a todas sus unidades hacia las zonas llanas de la periferia de la Sierra Maestra, con el propósito de reorganizarlas y lanzarlas de nuevo al interior de la Sierra. Sin embargo, la contraofensiva estratégica elaborada por Fidel Castro no le dio tiempo a restablecerse de la contundente derrota militar y moral.
El amplio arsenal militar capturado posibilitó armar más combatientes, consolidar la lucha en Oriente con la creación de nuevas columnas y pelotones independientes y extender la guerra hacia el occidente del país. En la nueva estrategia general Fidel confió en el comandante Cienfuegos para conducir la columna 2 Antonio Maceo hasta la provincia de Pinar del Río.
SU PASO POR LAS TIERRAS DEL CAUTO
El 21 de agosto, la columna 2, compuesta de 92 combatientes salió de El Salto, en las cercanías de Santo Domingo, rumbo a los llanos del Cauto. Después de comunicar a sus hombres que aquella sería una difícil pero honrosa misión, Camilo subrayó: “Nuestra obligación es cumplir con este deber. Podemos caer muchos en el camino, pero no podemos dejar de cumplir nuestra misión. Y si uno solo queda con vida, la cumplirá por todos nosotros”.
La ruta de bajada fue por Providencia, Naguas, Manacas Angostura, El Dorado, Peralejo, La Aguada, Humilladero, Becerro, Cauto Embarcadero y El Jardín, empleando en el trayecto solamente una semana.
En la finca El Jardín, el comandante Cienfuegos puso bajo la disposición de Cristino Naranjo una escuadra de hombres probados y le entregó 9 armas largas enviadas por Fidel.
Después se movió para El Caimito, donde a Camilo llegaron informes sobre serios errores cometidos por el capitán Carlos Borjas y procedió a destituirlo del mando. Para ocupar su puesto designó a Cristino Naranjo al que ascendió al grado de capitán, con la misión de operar en los llanos de Bayamo, Holguín y Las Tunas.
A partir del 1 de septiembre, Camilo recibió a la columna 8 Ciro Redondo del comandante Che Guevara en la zona del Cauto y juntos anduvieron hasta el río Salado.
El 4 de septiembre, la columna 2 siguió hacia el oeste por La Concepción, Santa Ana, Gamboa y Santa Isabel de Virama, la última frontera del antiguo municipio Bayamo. Ya día 7, Camilo y sus hombres dejaron atrás las zonas conocidas de Bayamo y Las Tunas para avanzar por Camagüey y Las Villas.
El 14 de octubre, estado todavía en suelo villareño, recibió la orden de Fidel de operar en el sector norte de esa provincia, apoyando al comandante Che Guevara hasta consolidar la unidad revolucionario en esa región estratégica.
ALMA ENTERA DE REVOLUCIONARIO
Durante los años de la lucha insurreccional Camilo Cienfuegos escribió verdaderas hazañas en las montañas y llanos de la actual provincia de Granma, donde su nombre es recordado con cariño y admiración. Por acá su leyenda de combatiente temerario y leal a la Revolución crece quizás como en ninguna otra región cubana.
De la personalidad de Camilo Cienfuegos, hombre de leyenda, Fidel Castro manifestó: “Un revolucionario íntegro, honesto a carta cabal, consciente de que luchaba por una causa justa, con alma entera de revolucionario, con madera de comunista”.
Tras el triunfo de la Revolución, Camilo volvió muchas veces a las entrañables tierras del Cauto, con nuevos planes y proyectos, sobre todo la puesta en práctica de la Ley de Reforma Agraria. Por doquier aparecen sus recuerdos imborrables de una presencia combativa, humana, agradable, en todo momento de fidelidad a los principios revolucionarios, no sólo entre sus compañeros de luchas revolucionarias y colaboradores, sino entre las masa populares, humildes y trabajadoras.