Las altas cualidades de Camilo Cienfuegos como combatiente revolucionario fueron destacadas, una y otra vez, por el Comandante en Jefe Fidel Castro. En uno de sus esbozos del 2006 planteaba: “… muy valiente, un jefe eminente, muy audaz y muy humano”.
Y para completar el cuadro heroico y leal de la recia personalidad del Señor de la Vanguardia agregó: “Camilo se había destacado, era el jefe de nuestra vanguardia en la Columna 1 durante los días más difíciles de los primeros meses. Ahora lo habíamos asignado a la columna del Che. Tiempo después, hizo incursiones al llano y finalmente estableció un frente en aquel territorio, algo difícil sobre lo que no había experiencia. Camilo se destacaba mucho”.
El Comandante en Jefe perfilaba la justa tesis de que no se podría hablar de la Revolución cubana y de su historia sin mencionar a la legendaria figura de Camilo Cienfuegos.
En los años trascurridos han aparecido infinidad de escritos que hablan de sus profundas cualidades humanas, de su magnífica obra revolucionaria, de sus acciones heroicas en la Sierra Maestra, la invasión de Oriente a Occidente y la toma del cuartel de Yaguajay.
Son embargo, es necesario seguir vinculando su accionar revolucionario con la fuerza y la luz de la epopéyica, lo legendario, el héroe inmortal, porque su vida, paralizada a sus 27 años, personifica un estandarte en la historia del pueblo de Cuba.
EL REVOLUCIONARIO
Es necesario divulgar mucho más que Camilo se formó como revolucionario al calor de las luchas obreras y estudiantiles contra la tiranía de Batista, inspirado en los postulados liberatorios de José Martí, al que leía sistemáticamente desde la enseñanza primaria.
El ataque a los cuartales Moncada y Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, el 26 de julio de 1953, lo convirtió en un ferviente simpatizante de Fidel Castro y su proyecto de redención nacional.
El 7 de diciembre de 1955, participó en una protesta estudiantil en el parque Maceo, gritando: ¡Revolución! ¡Revolución! En la calle San Lázaro la policía disparó contra la multitud. Una bala de fusil M-1 lo hirió en la pierna izquierda. Los compañeros lo condujeron al hospital quirúrgico Calixto García, junto a otros heridos.
Pero el 28 de enero de 1956, ya estaba de nuevo en la calle, marchando al Parque central para homenajear al Apóstol. La policía no los dejaba llegar hasta la estatua y depositar las flores. En la trifulca tres agentes le golpearon con los toletes y lo metieron en una máquina. La policía batistiana lo acusó de comunista y lo ficharon en el Buró de Represiones de Actividades Comunistas (Brac).
A finales de marzo del 1956, viajó por segunda vez a los Estados Unidos. En septiembre, prosiguió viaje hacia México y se vinculó al grupo insurreccional de Fidel Castro. Llegó sin recomendaciones del Movimiento 26 de Julio, solo con su ambición de estar en la primera línea de la lucha antibatistiana.
Pero dentro del grupo fidelista conocía a Reynaldo Benítez Nápoles, natural de Bayamo, quien persuadió a Fidel para que lo aceptara, a pesar de que la expedición militar ya estaba prácticamente lista.
De esta manera, pudo sentar plaza en el yate Granma y ser uno de los protagonistas de la forja del Ejército Rebelde, en medio de la adversidad y el sacrificio.
Su participación en la hombrada de la Sierra Maestra, el Che Guevara la destacaba con admiración: “Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa…”.
EL HOMBRE DE LA VANGUARDIA
Por su valor y disciplina fue ascendido al grado de teniente en marzo de 1957 y pasó a mandar la extrema vanguardia de la columna no. 1 José Martí. Unos meses después, en septiembre, ascendió a capitán y asumió el mando del pelotón de vanguardia.
El grupo de la avanzada tenía que desempeñar tareas muy especiales, ente ellas, cuidar la ruta, montar guardia permanente y ser la primera en chocar con el enemigo. Por eso, Camilo ganó mucho prestigio al mando de la vanguardia.
El ascenso a comandante, firmando por Fidel, llegó el 16 de abril de 1958 de acuerdo con las conveniencias tácticas del Ejército Rebelde. A la vez, se le nombró jefe militar del triángulo cuyos vértices eran las ciudades Bayamo, Manzanillo y Las Tunas.
Después de escribir una página heroica durante campaña del Valle del Cauto, el 12 de junio fue mandado a buscar por el alto mando rebelde para tomar parte en la Ofensiva de Verano. Urgentemente partió hacia el corazón de la Sierra Maestra, con una pequeña tropa bien armada y disciplinada.
Cuando dos semanas después, el 27 de junio, llegó a las cercanías de Sato Domingo, ocupado por fuerzas enemigas, escribió a Fidel: “Traje 40 hombres. Todos queremos nos dé el lugar donde más haya que pelear y le prometo que no subirán…”
Y, ciertamente, el enemigo no pudo pasar por las posiciones que defendió en alto de Sabicú, Casa de Piedra y Cuatro Camino.
La más extraordinaria de sus proezas fue la conducción de la columna 2 Antonio Maceo desde El Salto, en la Sierra Maestra, hasta Las Villas. No llegó hasta Pinar del Río, como estaba concebido en el plan estratégico inicial, sencillamente, porque en esa región se creó un frente guerrillero, con combatientes de allí. Por su necesaria presencia en el norte villareño, el 14 de octubre, Fidel le comunicó mantenerse operado en la zona central.
CONSOLIDADO LA VICTORIA
Por orden del alto mando revolucionario, Camilo condujo su aguerrida columna desde Las Villas hasta La Habana, el 1 de enero de 1959, con el objetivo de asumir el mando del cuartel de Columbia, sede del Estado Mayor del Ejército batistiano.
El dominio de Columbia significaba la destrucción del sostén armado del golpe militar perpetrado por el general Eulogio Cantillo Porras, en la jefatura del Ejército Nacional, y Carlos Manuel Piedra como presidente de la República.
Pero dentro de Columbia, Camilo encontró a otros dos enemigos de la obra revolucionaria: los asesores militares estadounidenses, cómplices de Batista durante toda la guerra, y los militares conspiradores con el coronel Ramón Barquín, llegados de la prisión de Isla de Pino, hoy Isla de la Juventud.
Cada uno de esos complots fue pulverizado, con la ayuda de la columna 8 Ciro Redondo, al mando del comandante Ernesto Che Guevara, posesionado en La Cabaña.
Para informar de la situación política y militar en La Habana, Camilo viajó en avión a la ciudad de Bayamo, para informar directamente al Comandante en Jefe, quien avanzaba en la Caravana de la Libertad, impetuoso, querido y carismático.
Desde Matanzas, el 7 de enero de 1959, a las 8: 00 de la noche, Fidel le escribió para ponerlo al tanto de su pronta llegada a La Habana, avanzando por la Virgen del Camino, el Malecón, calle 23 y Marianao hasta entrar en el cuartel de Columbia. Pero no solo le confiaba su ruta, sino que le indicó: “Debes tener tribuna, micrófono y todo listo para dar el mitin enseguida que llegue… Es muy importante movilizar a las masas.”
Para lograr la movilización popular, Camilo, informó a la prensa y conversó con los líderes del movimiento obrero en La Habana.
Por eso, al día siguiente, Camilo y el pueblo habanero esperaron a Fidel y lo condujeron, bajo un frenesí multitudinario, hasta el campamento militar de Columbia.
Durante el acto, acaeció el simbolismo de las tres palomas sobre los hombros del Máximo Líder y las famosas frases: “¿Voy bien, Camilo? y la respuesta de lealtad y compromiso: “¡Vas bien, Fidel!”
Era el amanecer de la verdadera Revolución, reflejado en el memorable discurso de Fidel aquella noche en Columbia, donde manifestó que aun cuando se había derrotado la tiranía mucho quedaba por hacer todavía y alertó que nada sería fácil en lo adelante, sino que sería de muchas dificultades.
En octubre de 1959, Fidel confió a Camilo la difícil misión de neutralizar la intentona contrarrevolucionaria del comandante Hubert Matos Benítez en la provincia de Camagüey. Su selección la motivó no solo sus altas cualidades de lealtad, valentía y audacia, sino también la necesidad de enfrentar un problema de abiertos matices ideológicos con dirigente político de inquebrantable formación proletaria y revolucionaria.
DESAPARECIDO
Desapareció en el mar la avioneta en la que viajaba, cuando regresaba a La Habana después de desarticular el complot del comandante Matos Benítez contra la Revolución en Camagüey, el 28 de octubre de 1959.
Aquella constituyó la más porfiada y la más conmovedora de las búsquedas. A medida que pasaban los días, sin resultados positivos, el pueblo se conmovía mucho más.
Una de las zonas más registradas fue la geografía del Valle del Cauto, porque Camilo viajaba muy a menudo a Bayamo, a abrazar a sus fieles combatientes y a los colaboradores de la lucha guerrillera.
Llegaba cualquier día, sin anunciarse, unas veces en la mañana y otras en la tarde, bien de noche, bien de día. Venía a recordar episodios de la gesta liberadora o a refrescarse un poco del exceso de trabajo que en esos días tenía la Revolución.
Después de 15 días de esforzada y angustiosa búsqueda, el Comandante en Jefe compareció en el programa televisivo Ante la Prensa, el 12 de noviembre de 1959, donde explicó el intenso trabajo realizado para explicar la desaparición de Camilo.
Ante la certidumbre de que algo falta había sucedido, manifestó: “Esa seguridad de que puede tener el pueblo de Cuba de quién era Camilo y quién es Camilo Cienfuegos, porque Camilo Cienfuegos sí va a vivir de verdad en todos nosotros, y va a estar presentes entre nosotros…”
Los cubanos tenemos la suerte de contar con figuras como Camilo, encarnación de la lealtad a la patria y la Revolución, fiel seguir de la ruta luminosa trazada por Fidel. Su recuerdo, la manera particular de venerar su obra y partida física, mantiene viva y combativa la leyenda del hombre y el héroe.
FUENTES: William Gálvez Rodríguez: Camilo, Señor de la Vanguardia (1979); Guillermo Cabrera Álvarez: Camilo Cienfuegos: el hombre de mil anécdotas (1984); Heberto Norman: La palabra empeñada (2005); Ignacio Ramonet: Cien horas con Fidel (2006); Marilyn Rodríguez Pérez: ¿Voy bien, Camilo? (2009); y Fernando Díaz Martínez: Camilo, un huracán de fuego y amor (2012).
