
El 28 de marzo de 2003, la lancha cubana Halcón Solar, energizada con paneles fotovoltaicos, era noticia. La embarcación prestó servicios en el río Cauto, entre los poblados de Guamo Embarcadero y Cabezada.
Emplear energías limpias (solar, eólica, biomasa, hidroeléctrica, de los océanos y otras), que contribuyen a cuidar el medioambiente, deviene prioridad para Cuba, cuyo promedio anual de consumo asciende a 8.3 millones de toneladas de combustibles, según datos del ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy.
De esa cifra, el 39 por ciento es de producción nacional, el resto depende de las importaciones.
Cuba marcha hacia el cambio de la matriz energética, una premisa de trabajo de la Unión Eléctrica, pues más del 90 por ciento de su consumo procede de fuentes fósiles.
También, la actual situación en las plantas generadoras y el costo de los combustibles obligan a trabajar en función del aprovechamiento de las energías limpias, por cuanto, son más sustentables y asequibles.
Para ello, el país lleva adelante el programa denominado de mil megawatts, inversión que permitirá construir en Granma 10 parques fotovoltaicos, en una primera etapa, entre ellos cuatro de 20 MW que apoyarán la generación de la provincia y que en su momento beneficiarán la producción de electricidad para el sector residencial y de forma directa la economía territorial, al permitir el ahorro de combustibles de fósiles.
Uno de los principales objetivos que persigue la Unión Eléctrica es dejar de emitir, a partir del 2023, cerca de 8.5 millones de toneladas de dióxido de carbono anualmente e incrementar las acciones de eficiencia energética.
Una vez cumplimentado ese propósito, los granmenses mejoraríamos nuestra calidad de vida, pues el combustible fósil se utilizaría en el horario nocturno, cuando los parques solares no pueden generar.
Estas soluciones tienen entre sus ventajas que son más respetuosas con el medioambiente, y básicas para frenar el calentamiento global y el cambio climático. A nivel local, reducen los costos de transporte que poseen las energías fósiles, crean puestos de trabajo y, por su disponibilidad, están sujetas a menos fluctuaciones de precios, contrario al petróleo o el gas.
El contexto energético mundial actual es injusto, monopólico y contaminante. Los combustibles fósiles y la energía nuclear no garantizarán el desarrollo sostenible, porque se acaban o terminan con la humanidad. Un futuro feliz solo será posible si el hombre promueve las energías renovables, colocándose cuanto antes en el camino del sol.