Carlos Benigno Baliño López fue mambí y comunista, unió dos generaciones de revolucionarios: Primero la de José Martí, a quien conoció en 1892 y después la de Julio Antonio Mella. Con ambas firmó en su momento histórico el acta de constitución del Partido Revolucionario Cubano.
En uno y otro se combinaban las ideas del socialismo, la justicia social, la independencia, la ética y el internacionalismo.
Ciento setenta y cinco años se cumplen hoy de su natalicio en el seno de una familia revolucionaria. Luchador honesto y digno a quien José Martí calificó como…“Un cubano que padece con alma hermosa por las penas de la humanidad y solo podría pecar por la impaciencia de redimirlas” (…) “Fortuna verdadera (…) para Cuba, es que vayan allí hombres como Carlos Baliño, que sabe conciliar la libertad ardiente con la elevación que la acredita y asegura, que padece, angustiado, de toda pena de hombre”.
Cursa estudios en la Universidad de La Habana y adquiere conocimientos sobre artes plásticas, en la Academia de San Alejandro.
Desde joven le apasiona escribir por lo que comenzó a colaborar en algunas de las publicaciones que circulaban por aquel entonces en su ciudad natal, entre ellas: El Fénix, La Crítica y El Alacrán ocasión que utiliza para expresar sus ideas revolucionarias.
Se enrola en los preparativos del movimiento insurreccional de 1868 y junto a su padre que había emigrado a los Estados Unidos por la persecución que sufría cuando el estallido en La Demajagua comienzan a colaboran con la lucha independentista.
En Cayo Hueso fue vocal del Gremio de Escogedores, participó activamente en el movimiento obrero y colaboró en “El Yara”. En Tampa contribuyó a fundar Ibor City y cofundador, con Ramón Rivero, del primer gremio obrero, «Caballeros del Trabajo». Retornó a Cayo Hueso, donde fue redactor del periódico La Tribuna del Pueblo, desde el que ejercía una labor de propaganda por la libertad de Cuba y de la clase obrera.
Al culminar la guerra contra España en 1898 retornó a Cuba. En 1902 publicó artículos en la prensa en defensa de los trabajadores que sufrían abusos económicos.
Por esta época continúa su actividad política en la organización del Partido Obrero (1904) que luego se transforma a instancias suyas en Partido Obrero Socialista.
En 1906 firma el acta de constitución del Partido Socialista de Cuba, surgido de la fusión del Partido Obrero Socialista con la Agrupación Socialista Internacional, creada también con su contribución.
Colabora por esta época en El Socialista, órgano de la referida Agrupación. A partir de 1919 contribuye a reorganizar los pequeños grupos socialistas en agrupaciones comunistas.
En 1922 ocupó la dirección de la publicación Espartaco, el cargo de corrector de pruebas del Boletín del Torcedor y de la revista Juventud, dirigida por Julio Antonio Mella.
En unión de Mella y de otros militantes fundó el Partido Comunista de Cuba en 1925, y le eligieron miembro del Comité Central.
Fidel Castro se refiere a él como “el enlace directo entre el Partido Revolucionario de José Martí, y el primer Partido Comunista de Cuba”.
Baliño quien dedicó su vida, precisamente, a luchar por la libertad y la justicia en su Patria, escribió… “Bueno es amar a la Patria, pero mejor es amar a los hombres, bueno es amar a la Patria, pero mejor es amar a la libertad y la justicia”.