Un día como el de hoy, pero de 1980, falleció en París el gran novelista cubano Alejo Carpentier, mientras se desempeñaba como consejero cultural en la embajada cubana en Francia. Intelectual excepcional y descollante figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubano, recibe en 1977 el Premio Miguel de Cervantes, considerado el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos, su obra contribuyó a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española.
Por mucho tiempo se creyó que había nacido en La Habana, donde su familia se mudó poco después de su nacimiento, pero su partida de nacimiento fue encontrada en Suiza años después de su muerte y demostró que nació en Lausana, Suiza.
Su padre fue el arquitecto francés Georges Julien Álvarez Carpentier y su madre Catherine “Lina” Valmont or Blagoobrasoff, profesora de idiomas de origen ruso. Su infancia estuvo marcada por un profundo mestizaje cultural.
En 1921 empezó su carrera de periodista, profesión a la que se dedicaría prácticamente el resto de su vida.En la sección Obras famosas, del diario habanero La Discusión publicó sus primeros trabajos literarios, básicamente resúmenes de obras conocidas.
Ese mismo año abandonó definitivamente la carrera universitaria y viajó de nuevo a Francia. Al regresar dos años después, redactó artículos de crítica musical y teatral en La Discusión y El Heraldo de Cuba.
Su situación económica se estabilizó en estos años, llegando a ser jefe de redacción de la revista comercial Hispania. Escribió una historia sobre los zapatos para la Unión de Fabricantes de Calzados y colaboró en la sección de moda de la revista Social bajo el seudónimo Jacqueline.
En 1923 formó parte de la Protesta de los Trece junto al Grupo Minorista, del que fue fundador y, aunque descrito por sus miembros como intelectual y apolítico, participó activamente en la oposición al presidente Alfredo Zayas. Esta asociación se integró posteriormente en la Falange de Acción Cubana, que organizó el fracasado movimiento insurreccional de la Asociación de Veteranos y Patriotas.
Entre 1924 y 1928, Carpentier ocupó el puesto redactor en la revista Carteles. En 1926 asistió a un congreso de periodistas en México invitado por el gobierno de ese país y durante el cual conoció a Diego Rivera, con quien mantendría una larga amistad. Este periodo fue muy importante en la formación de su personalidad artística; llegó a conocer todos los barrios de La Habana y descubrir la arquitectura colonial y el ambiente de La Habana Vieja, elementos en que se ambientarán después muchos de sus ensayos y novelas.
En su vasta obra figuran El reino de este mundo, Los pasos perdidos, Viaje a la Semilla, Concierto Barroco y La Consagración de la Primavera.