
Con un acto político cultural pobladores de la comunidad masoense de Vegas de Jibacoa celebraron este 25 de mayo el aniversario 65 de la histórica reunión de Fidel con el campesinado de la Sierra Maestra.
A seis décadas y media de aquellos sucesos nuestros hombres y mujeres de campo mantienen la misma trinchera de lucha en defensa de la revolución, que no es más que la producción de alimentos para el pueblo.
Así enfatizó Yamila Sarduy Martínez, miembro del Buró Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, al pronunciar las palabras centrales de la ceremonia que contó con una amplia representación de artistas del catálogo del programa campesino Palmas y Cañas.
La ocasión fue propicia para hacer entrega de varios presentes a tres pequeños de la escuela primaria Antonio Maceo de la comunidad de Vegas de Jibacoa al resultar ganadores del concurso pioneril 25 de mayo, convocado también para homenajear la efeméride.

Igualmente se oficializó la membresía a la organización juvenil comunista cubana de varios jóvenes procedentes de las filas anapistas del territorio masoense, quienes recibieron sus carnés de manos de las autoridades que presidieron este encuentro con la historia.
La fecha del 25 de mayo recuerda la ocasión en que el Comandante en Jefe se dio cita con unos 350 hombres de campo para analizar las condiciones en que debían desarrollar la cosecha cafetalera.

Durante el encuentro los campesinos manifestaron su compromiso de cosechar todo el café, en las condiciones que fuesen, mientras que el Ejército Rebelde ofrecía su fuerza recolectora.
La obtención, mediante alternativas locales, de otros recursos necesarios, como morrales, sacos y alimentos para los cosecheros, fue otro de los acuerdos emanados de aquel intercambio, interrumpido por un ataque directo de la aviación enemiga.
Se anunciaba así el inicio de la más organizada y poderosa ofensiva que había lanzado jamás el ejército batistiano contra el núcleo de la guerrilla aquí en la Sierra.
No obstante, el encuentro cumplió su objetivo, pues, además de organizar las fuerzas productivas de la Sierra Maestra, sentó las bases para promulgar más tarde la Primera Ley de Reforma Agraria, firmada precisamente en estas montañas.
A partir de entonces el campesinado cubano ha combatido en la misma trinchera que nuestro pueblo en Revolución y ha compartido un mismo destino, sumando ahora a la producción de alimentos, la obtención de rubros exportables y otros que sustituyen importaciones.
65 años después de aquel histórico encuentro, Vegas de Jibacoa sigue siendo un escenario donde el apoyo campesino a la causa revolucionaria define el curso de la vida en estas montañas.