Centenario de la muerte de Lenin: Memoria al gran maestro y luchador revolucionario

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Por Aldo Daniel Naranjo (Historiador) | 21 enero, 2024 |
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El proletariado revolucionario perdió con la muerte de Vladimir Ilich Lenin el 21de enero de 1924, hace 100 años, a uno de sus más grandes conductores, al que con mayor capacidad, eficacia y acierto los condujo por la senda del régimen socialista.

El líder ruso poseía una extraordinaria inteligencia, una extensa cultura, una voluntad poderosa y un espíritu abnegado y austero. A estas cualidades se unía una facultad asombrosa para percibir hondamente el curso de la historia y para adaptar a él la actividad revolucionaria.

Las experiencias trasmitidas a las masas obreras y comunistas  por la experiencia de la insurrección rusa de 1905 las procesó Lenin y desde entonces comprendió claramente la necesidad de crear un partido revolucionario, exento de prejuicios e ilusiones democráticas y parlamentaristas.

En su ardua batalla ideológica y política denunció sistemáticamente el carácter imperialista de la Segunda Guerra Mundial. Participó en los congresos obreros y comunistas de Zimmerwald y Kienthal, donde las minorías socialistas y sindicales de Europa afirmaron sus principios clasistas e internacionalistas. A la vez, combatió con sólidos argumentos los postulados reformistas y conciliadores de la Segunda Internacional.

Desde entonces se dedicó a conducir al proletariado ruso a la conquista del poder, a abolir la explotación capitalista en Rusia, defender la revolución de sus enemigos internos y externos y organizar la Tercera Internacional, que en poco tiempo agrupó a millones de hombres de todas las nacionalidades y de todas las razas en marcha hacia la “lucha final”.

Cualquiera que sea la posición ideológica que se tenga en el campo revolucionario, no se puede negar a Lenin el derecho a un puesto principal en la historia de la redención de los trabajadores. Por eso, los propios socialistas de la Internacional reformista enviaron mensajes de condolencia a Moscú reconociendo la rectitud y a la sinceridad del creador de los soviets.

Comunistas, socialistas y demócratas revolucionarios apreciaron que la obra y la personalidad de Lenin no pertenecía a una secta ni a un grupo sino a todo el proletariado, a los revolucionarios de todos los países.

La muerte de Lenin significó una pérdida inmensa para la obra redentora universal de las negras garras del capitalismo y el imperialismo. Mucho se esperada todavía  de su inteligente, capacidad de liderazgo y escritor político de genio y afilada agudeza.

Pero, afortunadamente, en su breve existencia logró cumplir la parte esencial de su obra y de su misión: reveló las causas y consecuencias de la crisis del capitalismo contemporáneo; descubrió un método y una praxis realmente proletarios y clasistas; forjó los instrumentos materiales morales la URSS.

Las masas de trabajadores integraron en una misma doctrina los postulados de Carlos Marx y Federico Engels, el marxismo-leninismo, como la más humanista, socialista y científica de todos los tiempos.

LENIN Y SU INFLUENCIA EN CUBA

Los revolucionarios cubanos como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Blas Roca, Fidel y Raúl Castro, José Luis Tassende y Abel Santamaría, entre muchos más, apreciaron grandemente la monumental obra leninista. Fidel señalaba con orgullo que se hizo revolucionario en la Universidad de La Habana al leer los libros de Lenin El Estado y la Revolución,La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo y ¿Qué hacer?

Ellos encontraron en el leninismo los fundamentos  para el croquis de las estrategias y tácticas políticas  y militares para  la destrucción el régimen tiránico de Batista e incluso de todo el esquema geopolítico de dependencia neocolonial. La violencia revolucionaria frente a un régimen opresor estaba más que argumentada

El propio máximo líder cubano explicó el proceso histórico de la toma de conciencia revolucionaria de la Generación de 1953: “El pueblo mismo tenía que despertar un día a las profundas verdades contenidas en la doctrina de Marx, Engels y Lenin. Entre tanto, la tarea que se planteaba a los nuevos elementos revolucionarios era interpretarla y aplicarla a las condiciones específicas y concretas de nuestro país.”

Y la interpretaron y aplicaron correctamente hasta coronar el triunfo de la Revolución en 1959. Por eso, Fidel reiteró el papel de la obra de Lenin en la epopeya liberadora cubana: “La Revolución cubana no fue solo un producto de nuestras ideas. Nuestras ideas revolucionarias son parte integrante de una amplia concepción revolucionaria del mundo. El marxismo‒leninismo no solo es internacional por su esencia, sino también profundamente patriótico.”

Los comunistas, socialistas y los izquierdistas de todo el mundo no han dejado que el rico legado leninista caiga en el pozo del olvido, por el contrario,  salvan para las nuevas y futuras generaciones, como una luz vivificadora, la memoria del gran maestro y luchador revolucionario.

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