
En diciembre de 2007, la Organización de Naciones Unidas con el fin de enfatizar en la importancia del diagnóstico precoz, destacó que, a partir del siguiente año, cada 2 de abril se contemplaría como el día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.
La importancia de celebrar este día y además, ponerlo en práctica durante cada jornada, es de gran importancia para el desarrollo de un entorno inclusivo. Los Trastornos de Espectro Autista (TEA), son un grupo de dificultades que se manifiestan en el proceso comunicativo y suele detectarse en edades tempranas.
Un niño o adulto con TEA es diferente, se expresa distinto, tiene rutinas que incluyen actividades fuera de lo común, por ejemplo, algunos repiten palabras, son distantes del resto, se obsesionan con alguna acción, dígase caminar en un tramo reducido, incluso llegan a apegarse a algún familiar en quien depositan su confianza y no les gusta la multitud.
No en todos los casos se observa de la misma forma, pero una característica en ellos es la hipersensibilidad sensorial. Sin embargo, en casi todos los sentidos se revelan cambios llamativos, pues se agudiza el tacto, el olfato y suelen ver algunos colores más brillantes, por lo que se vuelven selectivos en cada proceso.
El autismo se detecta en su mayoría, durante los tres primeros años del infante y por supuesto, cambia el modo de vida de las familias, pues deben adaptarse a las nuevas necesidades del menor. Aunque no es un impedimento para la continuidad del núcleo, es preciso asimilar este hecho como una condición permanente. Los TEA son irreversibles.
La educación en nuestro país, contempla la inserción de estos niños en centros de enseñanza especial, además, luego de su diagnóstico, mantienen el seguimiento de un equipo multidisciplinario encabezado por un psiquiatra. También se incluyen a los familiares en dinámicas que los instruyen, para estimular las habilidades del menor.
Contrario a lo que pueda considerarse, los autistas son capaces de alcanzar una independencia social, autonomía, desempeñarse en diversas funciones laborales. Su capacidad intelectual les permite realizar tareas que a su vez, los prepara para la vida en comunidad.
La simbología del color azul se asocia al autismo por el mar, que tiene la capacidad de estar en calma y luego en paz absoluta, de esta manera se establece una semejanza con los hogares donde convive una persona en situación de TEA, allí hay días de tormenta y otros de tranquilidad casi absoluta.
El apoyo de familiares y vecinos es imprescindible para cualquier ser humano en situación de discapacidad, ellos, a pesar de manifestarse diferente en ocasiones, son activos del entorno y por esta razón es válido apoyarnos todos, esto nos hace verdaderos inclusivos.