
Desde su adolescencia, contemporáneos y vecinos de Andrés Manuel Maceo Pineda lo vieron cada vez más comprometido con la incipiente Revolución.
Enamorado de las transformaciones políticas y sociales de la década de los años 60 del siglo precedente su ingreso a las instituciones estudiantiles de la época y más tarde a la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media potenciaron sus dotes de dirigente juvenil cuyo punto culminante fue el ingreso a las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas en 1971.
Comenzar a trabajar en la Escuela provincial del Partido Desembarco del Granma devino para este joven bayamés, nacido en 1954, un sacerdocio que le permitió formarse como mejor persona, profesional y revolucionario.
Inocultable resulta su satisfacción por contribuir a la preparación de cuadros dirigentes y sus reservas “las fuerzas revolucionarias de la provincia encaminadas a consolidar y perfeccionar nuestro socialismo, lo cual tiene su más alta expresión en las intensas jornadas del VII Congreso”.
Una larga trayectoria comunista coronada por 40 años de servicio al Sistema de escuelas del Partido puede evocarse brevemente, pero representa un enorme hito en la vida de un revolucionario.
Maceo Pineda, martiano y fidelista por convicción, sustenta su compromiso inquebrantable con el Partido en un pensamiento del Maestro: “Merecer la confianza, no es más que el deber de seguir mereciéndola.
“El presente y futuro cubanos demanda de nosotros los comunistas la máxima consagración a las tareas que nos corresponden en el perfeccionamiento del socialismo”, enfatiza.