El 21 de septiembre de 1958, hace 65 años, se desarrolló en Soledad de Mayarí Arriba, ubicado en el Segundo Frente Oriental Frank País, de Santiago de Cuba, el Primer Congreso Campesino en Armas, presidido por el entonces Comandante Raúl Castro Ruz.
Desde la constitución del nuevo frente se prestó especial atención y respaldo a las organizaciones campesinas de las zonas liberadas, las cuales no repararon en riesgos ni sacrificios para apoyar a las tropas rebeldes.
Eduardo Fuentes, profesor Titular de Historia en la Universidad de Oriente, expresó a la Agencia Cubana de Noticias que el cónclave constituye uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia Patria, porque fue una acción consecuente con la política de sumar a las masas rurales a la lucha armada y luego a las tareas tras el triunfo del primero de enero de 1959.
Significó que allí se denunciaron las condiciones paupérrimas de la familia campesina, marcada por la decadente estructura agraria, ausencia de industrias, predominio de latifundios, incrementos de desalojos y del desempleo, además de la carencia de servicios básicos como la electricidad, salud y educación.
Se condenó también la dependencia económica de Cuba a Estados Unidos y el monopolio de los principales medios de producción, causa fundamental del abandono social en que estaba sumido el sector.
La mayor parte del área útil, en aquel entonces, no era propiedad de quienes con esfuerzo y sacrificio la cultivaban diariamente, estos estaban sometidos a relaciones feudales y a condiciones precarias de vida.
El Congreso fue ejemplo de cómo lograr la unidad necesaria para derrotar la tiranía y los fraccionamientos promovidos por enemigos solapados y algunos obreros de la tierra incitados por la propaganda anticomunista, señaló Fuentes.
Entre los participantes estuvieron más de 200 delegados de varias localidades del oriente del país, junto a Vilma Espín Guillois como parte del Movimiento 26 de Julio, Romárico Cordero, José Ramírez Cruz y otros luchadores agrarios.
Según dijo el también coordinador del Proyecto Guerra de Liberación Nacional, los delegados abogaron por una Ley de Reforma Agraria, mejorar la situación del campo cubano y fortalecer la alianza obrero-campesina, y, además, ratificaron el apoyo al Ejército Rebelde, que venía desarrollando una política de atención al campesinado diferente a la ejecutada por la Guardia Rural.
La significación del Congreso Campesino no solo se limita a que se efectuara en plena guerra, bajo la amenaza de los bombardeos aéreos de la dictadura, sino que también sus delegados se proyectaron hacia el futuro, cuando la isla caribeña fuera completamente libre.
Aquella cita fue el escalón más alto de la organización del campesinado y demostró que los hombres del campo comprendían la necesidad de agruparse a favor de la naciente Revolución. (Nelson Hair Melik Marrero, ACN)