
Jóvenes reclutas pertenecientes al Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) contribuyen, desde inicio de este año, a la recuperación del polo productivo de Cauto La Yaya, en Jiguaní, provincia de Granma
La Jefatura del EJT, en el territorio oriental, enfiló sus fuerzas hacia la producción de alimentos agrícolas, en medio de la difícil situación económica por la que atraviesa el país, a causa del recrudecido bloqueo estadounidense contra la mayor de las Antillas.
El teniente coronel, Carlos Manuel Hechavarría, Segundo Jefe de la Jefatura del EJT en Granma, reconoció que independientemente del esfuerzo que están haciendo en las máquinas de riego eléctrico de pivote central siete y ocho para potenciar sus producciones, tienen que seguir consagrados y buscar resultados en el trabajo.
Ratificó el compromiso de producir más, completar las fuerzas con la creación de un campamento en estos predios y sembrar cada pedazo de tierra como los que existen en los realengos, áreas colindantes de unas seis hectáreas, para plantarlas de guayaba.
Subrayó que comenzarán los trabajos de rehabilitación en la máquina 9-A, para completar con el encargo de prepararla y ponerla a producir viandas, hortalizas, granos y frutales en el más breve plazo posible .
El soldado Yiosvani Martínez Cisneros, quien se desempeña como operario en la máquina número 8, dijo que diariamente atiende las plantaciones y que no cejará en el empeño de incrementar los rendimientos agrícolas, a pesar de las dificultades con la adquisición de los insumos.
Martínez Cisneros es natural de Jiguaní, reside en el Reparto Militar y recuerda que, desde el 7 de agosto último, cumple con el deber al llamado de la Patria, en una tarea , con la que también defiende al país y a la Revolución.
Onel Mesa Ramírez, otro de los combatientes del EJT, dijo sentirse bien porque está produciendo alimentos, los que necesita la población para con los mayores volúmenes poder contribuir a bajar los precios en la comercialización.
El joven jefe de finca subrayó que es su responsabilidad vigilar por la adecuada atención cultural del cultivo y el regadío en tiempo, para garantizar los altos rendimientos por hectárea y salir adelante con buena calidad.
Mesa Ramírez, recién graduado como maestro de la Enseñanza primaria, planteó que esta experiencia en la trinchera productiva, lo enriquece y le aporta para mejores desempeños en el futuro.