
A partir del próximo día 20, en la capital de Chile, los XIX Juegos Panamericanos Santiago 2023 supondrán un tremendo reto para Cuba y su movimiento deportivo, en medio de un complicado panorama.
Una delegación reducida, en más de 50 atletas con relación a la edición anterior (Lima 2019), y vaticinios bastante conservadores, presagian que la embajada seguirá retrocediendo en el medallero y que ese acostumbrado segundo lugar ya se antoja como una quimera.
De hecho, los 33 títulos de la lid peruana parecen inalcanzables, y qué decir de los 58 de Guadalajara 2011, cuando se escoltó -por última vez- al líder indiscutible de estas justas, Estados Unidos, porque luego llegaron el cuarto puesto de Toronto 2015 (36) y el quinto de Lima 2019.
Desde hace algún tiempo, deserciones, abandonos y salidas de primeras figuras y de otras en pleno ascenso, marcan una época diferente para el deporte en la Mayor de las Antillas y, aunque no sea la única causa, sí es la principal.
El difícil contexto que se enfrentará en solo unos días, también está marcado por el notable avance de otras naciones. Basta con mencionar a México y Colombia, países frente a los que ha visto escapar el dominio en citas centrocaribeñas. Así lo confirma la más reciente versión de San Salvador 2023, donde mexicanos (145) y colombianos (87) fueron los principales animadores.
Directivos del Inder (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación) consideran que en la urbe chilena se deben conseguir alrededor de 20 metales dorados (de 18 a 22), la cifra más baja en varias décadas, otra triste realidad porque hace cuatro años Argentina y Colombia anclaron en el sexto y séptimo escaños, con 32 y 28 premios de ese color, respectivamente.
Las mayores esperanzas de subir a lo más alto del podio de los atletas antillanos están cifradas en el boxeo (M) y las luchas. También hay serias opciones de coronarse en atletismo, judo, canotaje y tiro deportivo, pero en menor medida.
Otras disciplinas, como béisbol, junto al voleibol y el balonmano, ambos en el sector masculino, llegan con pretensiones de luchar por presea, incluso de acceder a la disputa del título.
Sin embargo, la nómina de los voleibolistas dista de la que acaba de enfrentar el torneo Preolímpico, porque varios de sus jugadores importantes no recibieron el permiso de los clubes extranjeros, lo que hace más difícil el pronóstico.
Por su parte, los balonmanistas siguen ganando espacio en el continente, para ratificarse como uno de los deportes colectivos que más ha crecido y el triunfo en el último Campeonato mundial de naciones emergentes es una muestra.
Entretanto, los peloteros arriban con la autoestima por las nubes, luego de ganar invictos la recién concluida V Copa del Caribe, de Puerto Rico, y con las ansias de llevarse el trofeo de campeones, que no levantan desde Río 2007, en Brasil.
Otras actuaciones destacadas, tanto individuales como colectivas, podrían aparecer, pero mejor esperar por lo que deparan los escenarios de competencias, porque allí se volverá a decir la última palabra.