
Aunque los reflectores estarán más que nunca puestos en la implementación de los Acuerdos de París de la COP21, también será una reunión llena de simbolismos que se extenderá hasta el 17 de noviembre.
Ban, en su último año de mandato, fue una de las personalidades en el mundo más entusiastas con los arreglos parisinos sobre el calentamiento global y también con los Acuerdos de Paz de Colombia.
Empero, el rechazo por mínima diferencia a los pactos del Gobierno con la guerrilla de las Farc en el caso colombiano, y la victoria del republicano Donald Trump, acérrimo detractor del tema climático, variaron sustancialmente su despedida.
Por razones de seguridad, especialmente reforzada por Marruecos de la COP22, no se conocen al detalle los jefes de Estado o Gobierno que asistirán a las deliberaciones en el Centro de Conferencias Palmeraie de esta hermosa urbe.
Sin embargo, es muy probable que la inmensa mayoría de los gobernantes del Grupo de los Siete (G7) hagan acto de presencia, lo mismo que China y Rusia, en su máximo nivel político. Sería, por ejemplo, también el adiós de Barack Obama.
Obama ha sido bastante enfático en conceder absoluta relevancia a las urgencias del cambio climático, pero su sucesor en la Casa Blanca prometió en campaña salirse del pacto de París y no contribuir más en una cuestión que considera ‘invento chino’.
Probablemente será igualmente la despedida del jefe de Estado de Francia, Francois Hollande, otro de los entusiastas de la COP21 que quiere reforzar el legado de París en la COP22 de Marrakech.
En cualquier caso, los terremotos políticos mantienen en vilo a muchos países en el mundo y el cambio climático sigue su tendencia negativa, con las alarmas nuevamente disparadas.
La entrada formal de los Acuerdos de París para el Cambio Climático tuvo su ceremonia simbólica antes del inicio de la COP22, si bien la realidad es que no necesariamente es un bálsamo milagroso.
Por lo pronto, vale la pena contemplar las inmediaciones del Centro de Conferencias Palmeraie, al noreste de la Medina (barrio antiguo), con sus más de 100 mil palmeras, regadas por siglos gracias a un ingenioso sistema de tuberías de barro seco.