Entre los días 16 y 17 de agosto de 1925 se funda en La Habana el Primer Partido Comunista de Cuba, organización fundamentada en los ideales del Partido Revolucionario Cubano creado por José Martí, con la misión principal de reivindicar a los obreros y campesinos del país.
Este partido fue sucesor del Partido Revolucionario Cubano y a su vez constituyó un antecedente de lo que es hoy el Partido Comunista de Cuba.
El nuevo partido eligió como secretario general al canario José Miguel Pérez, y para el Comité Central a Julio Antonio Mella, Carlos Baliño, Alejandro Barreiro, Venancio Rodríguez y Fabio Grobart, entre otras estructuras de trabajo.
Uno de los primeros acuerdos de la reunión fue afiliar la nueva organización a la Tercera Internacional, fundada por Vladimir I. Lenin en 1919, y elaborar un programa de lucha que incluyera reivindicaciones obreras y campesinas, por los derechos de la mujer, la juventud y fortalecer el trabajo con los sindicatos y organizaciones estudiantiles.
También elaboraron un programa para el estudio y divulgación del marxismo- leninismo y el uso de la prensa obrera.
Desde su fundación, el primer Partido Comunista de Cuba sufrió la represión de gobierno de Gerardo Machado, motivo por el que pasó a la clandestinidad.
Sin embargo desde la clandestinidad, el Partido condenó la prórroga de poderes del presidente y la represión del gobierno machadista.
Su secretario general, José Miguel Pérez, fue detenido por la tiranía machadista, el 31 de agosto de 1925, y expulsado de Cuba bajo el cargo de extranjero indeseable.
A partir de 1927, Rubén Martínez Villena deviene líder natural del movimiento comunista cubano, aunque nunca ocupara el cargo de secretario general, pues sólo fue miembro del Comité Central y asesor de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC).
El 3 de abril de 1927 el pueblo se movilizó contra la reforma constitucional que admitía la reelección de Machado. Unido a ello también se denuncian los intereses injerencistas estadounidenses, manifiestos en la VI Conferencia Internacional Americana, celebrada en La Habana desde el 16 de enero hasta el 20 de febrero de 1928.
El 20 de marzo de 1930 bajo la dirección de Rubén Martínez Villena, se realiza una huelga contra el régimen de Machado, la acción de mayor extensión realizada por los obreros cubanos.
No fue hasta el año 1938 que se pudo legalizar esta organización, con el nombre de Unión Revolucionaria Comunista. Como era de esperarse, el dictador Gerardo Machado, impuesto en la presidencia de la república desde el 20 de mayo de 1925, les salió al paso desatando sobre sus enemigos, la más cruel y brutal persecución, que envolvía a los sindicalistas, campesinos y comunistas.
En 1944 la organización pasa a llamarse Partido Socialista Popular, dirigido entonces por Blas Roca Calderío, Carlos Rafael Rodríguez y Lázaro Peña.
En los años de la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1959) tuvieron que volver a la clandestinidad.
A partir de 1959, el triunfo revolucionario liderado por Fidel Castro favoreció la unión en 1961, de las agrupaciones políticas de izquierda con el Movimiento 26 de julio y el Directorio Revolucionario, en las Organizaciones Revolucionarias Integradas.
Esto sirvió de antecedente para constituir el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba, que a partir de 1965 adoptó el nombre de Partido Comunista de Cuba.
En la velada efectuada en el Teatro Lázaro Peña, el 22 de agosto de 1975, por el 50 aniversario del primer partido marxista-leninista de Cuba, Fidel afirmó:
“Éramos una república mediatizada, una posesión neocolonial de Estados Unidos; existía una ignominiosa Enmienda Platt, es decir, el derecho constitucional a la intervención por parte de Estados Unidos en Cuba. Hacía tres meses había sido elegido presidente de la República Gerardo Machado, con lo que se inició una de las épocas más sombrías de nuestra historia. El movimiento sindical, aun cuando tenía ya una tradición de huelgas y de lucha desde los primeros años de la seudorrepública, y expresaba el despertar de la conciencia combativa de nuestros obreros, no tenía todavía una orientación política. Los monopolios norteamericanos eran dueños del 70 por ciento de los centrales azucareros, las riquezas, la prensa, la universidad, las escuelas, el ejército, la policía, el parlamento, el poder judicial, los partidos políticos corrompidos; eran los dueños de la República.”
Fidel también resaltó: “Quiénes sino hombres de una gran convicción, de una gran fe en el porvenir habrían sido capaces en aquellas condiciones tan difíciles de fundar el primer Partido Comunista de Cuba. Existieron esos hombres. No eran muchos; posiblemente en aquella fecha los comunistas no pasaban de 100 en todo el país, y los miembros que asistieron al Congreso como delegados activos eran solo 13, y entre los invitados 17.”
Una vez más se demostró que los sueños de libertad e independencia de los cubanos constituyen la expresión más representativa de los principios revolucionarios de cada hombre y mujer que hacen posible esta Revolución.