Manzanillo.- El sol salió igual, el calor fue un mayor que en días anteriores; la emoción estaba a flor de piel.
Cada uno de los integrantes del equipo médico que trabajó en el centro de aislamiento de la Filial de Ciencias Médicas de esta ciudad de Granma, acarició con la mano derecha el lado izquierdo del pecho y la alzó como señal de que los que dejaban detrás lo guardan en el sitio más hermoso: el corazón.
Entre quienes hicieron el gesto estuvo la licenciada en enfermería Delvys Cubilla Rojas, quienes apenas tuvo tiempo para el abrazo con la familia: en febrero llegó de una misión en la República Bolivariana de Venezuela.
“Una de las cosas que más se trabaja es en lograr la confianza de los paciente y que comprendan la percepción del riesgo para q aumente su autocuidado.
“Chequeamos los signos vitales de las personas con riesgo asociado, los abuelos y los niños.
“Nadie mide riesgo: por delante está la salud de todos aquí, la vocación y la profesión para la que fuimos preparados”, dice esta “seño”, trabajadora del Policlínico #2 Ángel Ortiz Vázquez.
La tarea que Delvys termina con el inicio de la nueva semana laboral encierra otros ribetes emotivos: compartió muy cerca con su hijo de 21 años, Miguel Antonio Bazán Cubillas, estadístico de la ZR.
“¡Cumplimos, y estamos sanos!” me escribe emocionada mediante el chat y dice que el equipo lo integraron además su colega Oleinis Sánchez Reyes y los doctores Orlando Palacio Garcia, Zenia Martinez Brizuela y Danixa Pompa Martínez.