El 18 de diciembre de 1996 se inauguró en Japón el Aqualine Bahía de Tokio, hazaña artística de la ingeniería civil, consistente en un túnel submarino y un puente que unen dos extremos de la referida bahía, siendo la autopista bajo el mar más larga del mundo.
Después de 23 años de planificado y otros nueve en su construcción, el también conocido como Trans Tokyo Bay Expressway, es una vía de 23,7 km de longitud, incluyendo el tramo en tierra firme.
La ventilación del tramo sumergido se realiza mediante una torre a medio camino de este y aprovecha los fuertes vientos reinantes en la extensa área acuática.
El gran volumen de tráfico de embarcaciones fue uno de los motivos para la construcción de un túnel submarino como parte de este gigante de la ingeniería.
Se trata del túnel de escudo subacuático para el tráfico de vehículos de motor con mayor diámetro del mundo, con dos carriles de circulación en cada sentido.
La Aqualine también abarca dos islas artificiales: la isla de Kawasaki, que se encuentra a medio camino junto al túnel submarino, y la isla de Kisarazu (también conocida como Umihotaru, el nombre japonés de un crustáceo luminoso de aproximadamente 3 mm de longitud que habita en la zona) donde el túnel se une al puente.
La isla artificial se llama Umihotaru, y se ha equipado con áreas de descanso, restaurantes, tiendas y otros puntos de ocio. Esta isla dispone además de un mirador, pudiéndose observar en días despejados los montes Fuji y Tsukuba.