Ambas localidades, habitadas mayoritariamente por circasianos y situadas a escasos tres kilómetros de la línea de alto el fuego, pasaron de albergar unas 250 familias antes de 2011 a menos de 60 en la actualidad, compuestas en su mayoría por personas mayores, informaron fuentes comunitarias.
El alcalde de las dos aldeas, Saif Al-Din Jawish, declaró que patrullas israelíes transitan la zona varias veces al día, llegando incluso a ingresar en viviendas particulares y detener temporalmente a residentes, lo que ha deteriorado drásticamente la vida cotidiana.
La zona antes contaba con una activa vida comercial y social, con visitantes provenientes de Damasco y Deraa. Hoy, esa actividad prácticamente ha desaparecido y la mayoría de los jóvenes han emigrado hacia las ciudades o al extranjero, lamentó Jawish.
El líder local añadió que Israel estableció posiciones militares en las colinas circundantes, lo cual genera una sensación constante de vigilancia y amenaza sobre la población.
Dificultades en el transporte, interrupciones en el acceso a la educación y el trabajo, y daños materiales agravan la situación de estas comunidades.
Según Jawish, los ataques israelíes han destruido varias viviendas y afectado edificios oficiales, incluidos puestos de observación de la ONU, desplegados en la zona desde el Acuerdo de Separación de 1974.
El alcalde enfatizó que los habitantes desean vivir en paz y seguridad tras largos años de conflicto, y pidió el retiro de las fuerzas israelíes y el respeto a las líneas de alto el fuego, previamente acordadas.
Estos hechos ocurren en el contexto de la ocupación de Israel de una zona de seguridad de aproximadamente 15 kilómetros de ancho en el sur de Siria, establecida tras los acontecimientos que culminaron con el derrocamiento del presidente Bashar al-Assad, a finales de 2024.
Fuentes locales estiman que más de 40 mil sirios viven actualmente bajo control de las fuerzas israelíes dentro de esta franja ocupada, donde se reportan violaciones diarias a la soberanía siria.
Las autoridades han reiterado su condena a estas acciones, que consideran violaciones flagrantes del derecho internacional y un obstáculo para la estabilidad de la región.