
El pitcheo de Granma no encontró cómo contener a la poderosa ofensiva de Las Tunas y la selección dijo adiós a la LXIII Serie Nacional de Béisbol, tras caer en el quinto encuentro del play off semifinal.
Ni el más atrevido de los adivinos hubiese vaticinado que concluiría tan rápido el enfrentamiento y, mucho menos, que los Alazanes quedarían varados en el bosque tunero y sin opciones de regresar a Bayamo, para continuar en la batalla por el campeonato.
Lo que presagiaba ser un duelo parejo de principio a fin, terminó convirtiéndose en un monólogo de los Leñadores, en gran medida, por el protagonismo que asumieron sus bateadores.
Y hubo mucha “leña”, tal vez demasiada, esta semana, en el parque Julio Antonio Mella, donde los locales se tornan casi invencibles, y a los granmenses les resultó imposible cambiar esa historia.
Con una ofensiva demoledora, que incluyó nueve jonrones, la tropa de Abeyci Pantoja Díaz no dio tregua y puso a sufrir a los tiradores granmenses, hasta completar la barrida y mandar de vuelta a casa a sus rivales.
Ahora, más que nunca, cabe preguntarse por qué el notable retroceso de ese staff, que hasta hace muy poco tiempo se paseaba entre los mejores del país. Ahí están las cifras de las últimas campañas para confirmarlo.
Incluso, ni en la edición anterior, cuando la selección quedó en la etapa clasificatoria -y concluyó en el duodécimo lugar-, los guarismos fueron discretos: terceros en PCl (4.21) y segundos en WHIP (1.50).
De hecho, esa fue una de las armas que mostraron en la obtención de las cuatro coronas, pero en ninguno de los casos se llegó a las postemporadas presumiendo de una temible artillería como ahora.
Para avanzar en esas instancias y pretender un título, el pitcheo es fundamental. De eso carecieron los Alazanes, aunque también les faltó carácter a sus serpentineros.
Y para colmo, dos de sus principales relevistas, Miguel David Paradelo Aguilar y Carlos Santana Santiesteban, apenas pudieron actuar en la etapa clasificatoria y llegaron a estos cruces decisivos con muy poco trabajo.
Además, los alumnos de Ángel Ortega Liens dejaron muchas brechas. Volvieron los errores, incluyendo los que no van a los libros y pueden cambiar, de un golpe, el rumbo de cualquier partido. A ratos no se vio sobre el terreno al conjunto que más campeonatos ha ganado en la última década.
Urge insistir en la receptoría, una posición clave a la defensa y determinante en las intenciones de alcanzar un buen resultado. Hay que seguir buscando y si la figura está, que sea él y no otro el encargado de calzar los arreos, a partir de la próxima temporada.
Asimismo, apremia aprovechar a jóvenes con talento que han llegado al cuerpo de lanzadores. Lismay Ferrales Fonseca y Sannmy Benítez Vega son los ejemplos más fehacientes. No se trata de quitar a unos y poner a otros, sino de que ellos también asuman mayores responsabilidades.
Aún así, los Alazanes regresaron a la élite de la pelota cubana, con un tercer puesto, sexto podio de la historia, para borrar la pésima imagen de la serie 62.
Ojalá retomen el juego vistoso, alegre y casi exacto que enamoró a miles de seguidores, tanto dentro como fuera de Cuba. Ojalá vuelvan a creerse que el trono sigue al alcance de su trote. Solo así, podría llegar la quinta corona del béisbol granmense.