Al decir del autor principal, Mazen Kheirbek, de la Universidad de California en San Francisco, lo que encontramos es que estas células se volvieron más activas cada vez que el animal entraba en un área que provoca ansiedad.
Sin embargo, esta actividad no probó que las células causan un comportamiento ansioso, expresó. Por eso, hay que investigar mucho más para entender a ese trastorno que solo identifica a las células en el hipocampo, dijo Kheirbek.
Estas células son probablemente una parte de un circuito extendido por el cual el roedor aprende sobre la información relacionada con la ansiedad, consideró.
Este descubrimiento es solo el último ejemplo del tremendo progreso que los científicos han realizado para comprender cómo funciona la ansiedad en el cerebro, dijo el director del Instituto Nacional de Salud Mental, Joshua Gordon, que ayudó a financiar la investigación.
Los trastornos de ansiedad son increíblemente frecuentes. Nos golpean en los mejores años de vida laboral y nuestros tratamientos son, en el mejor de los casos, parcialmente eficaces, reflexionó.
Aunque el estudio fue realizado en ratones de laboratorio y ahora hay que comprobar si se replica en humanos, abre una puerta a nuevas investigaciones, concluyó Gordon.