Desde el trabajo se puede ser un héroe

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Por Rodrigo Motas Tamayo | 1 mayo, 2024 |
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FOTO Rodrigo Motas Tamayo

Un brazo fuerte  la deposita  con suavidad en la cama,  y  ya  es  de  él.   Juntos  emprenden  el viaje.  Rafael  Fonseca  Andino  siente   orgullo  de  llevarla  en su  camión Zil 130 chapa B 045988.  Va  atento  a la carretera, pues es fiel  cumplidor  de las leyes del tránsito, más si lleva  la preocupación de cuidarla.

Así,  hasta  tres  veces  en el día,  este chofer de tiro de caña va del campo a la  recepción de la Empresa agroindustrial  azucarera Enidio Díaz Machado, de Ceiba Hueca, en el municipio Campechuela. Su  carga  es  valiosa  para  la  industria, y el azúcar  que esta produce lo es para la provincia y el país.

Historial de un obrero

Comenzó  a trabajar  en el otrora Complejo agroindustrial Enidio Díaz Machado,  en  1990,  como jefe  de taller  de la  base  de  igual nombre; sin embargo, seis  años  después, pasó al volante, aunque es Técnico de Nivel Medio en Montaje industrial, Transporte  automotor y Mecanización.

“Esas  tres  especialidades  me sirven  para  mantener  mi camión en perfecto estado técnico; a mi  me gusta  manejar,  siento  placer  en ello. Mi camión y  yo  somos  uno”, manifiesta y el orgullo se le refleja en el rostro.

Esa imbricación  del hombre y su carro, tienen  nombre  propio  en el listado  de los trabajadores  destacados  de la empresa.  Por  años,  resulta  mejor  obrero en el tiro de caña,  y vanguardia nacional del sindicato azucarero  en dos  ocasiones.

“Siento el placer  de  darle  sustento a la familia  y contribuir a los compromisos de la empresa y de los azucareros  en el país”, confiesa Fonseca Andino con su hablar pausado.

Ante otra pregunta, su respuesta es precisa: “¿Mi compromiso?, ese está claro: seguir aportando a la zafra, apoyar  a quien le haga  falta;  otros años lo hemos hecho con otras empresas, otros municipios y lo seguiremos  haciendo”.

Enamorado  de  su camión

Nunca  ha cambiado de carro  y propuestas ha tenido: “Este lo conozco muy bien, pues  lo traigo desde 1996. Estoy enamorado del camión que tengo,  por eso no lo cambio.  Si tiene problemas, me pongo el traje  de mecánico y busco  la solución;  bueno,  es que nos entendemos”.

Y con la mayor seriedad del mundo, este  hombre de piel trigueña, me suelta jocoso:  “Estoy seguro que si le pregunta  este le dirá  que no quiere  otro  chofer… cuando  he enfermado  y han puesto a otro, al yo entrar ya no es lo mismo,  y uno se  da  cuenta de ello, -sonríe-  es como si el camión se alegrara  de que  yo vuelva al trabajo.

“Tengo  como premisa  cuidarlo en todo momento, porque  en él está  mi sustento y el de mi familia,  precisa y  con aplomo en sus palabras  confiesa: no bebo, pues no soy amante del licor y si manejo, mucho menos,  por  esos  seguimos  juntos a pesar  de estos 28 años transcurridos.

“Manejo con un remolque, por ello  entrego de 12 a 14 toneladas  de  caña  por  viaje;  imagínese  que si la industria  mantiene  molidas estables, podemos  dar  hasta  10  viajes al día y,  mire, multiplique  eso  por los cerca de  cuatro meses de zafra y  tendrá  una idea de lo que hacemos”.

Vale destacar  que  estos  hombres  vinculados  al tiro de la caña laboran  hasta 12  horas  diarias, muchas  veces,  más.

“A la juventud  de hoy  le digo  que  sea  disciplinada, constante; que cumpla con las tareas, pues el trabajo es  todo;  hay que enamorarse de lo que a uno le gusta hacer, y tirar  pa`  lante”.

A otra  interrogante  del periodista, la respuesta es clara: “En lo que se  llama  tiempo muerto, o sea,  cuando  el central no produce  azúcar, siempre  tengo  trabajo, ya  sea  en la  propia  empresa  o como apoyo a  otras homólogas de la provincia.

“También aparecen contratos de trabajo con Comunales  o la Construcción, pero generalmente  tengo propuestas  en  la propia  industria.  Como cumplo siempre, me dan trabajo”.

“A cualquier hora ahí estoy”  

“En tiempo  de zafra lo nuestro  es  de lunes a lunes,  no hay descanso, a cualquier  hora  ahí estoy”,  manifiesta  quien aclara siempre  que el trabajo  da el sustento.

Los números  dicen  que  en  buenas  quincenas o meses,  devengan  hasta 15 mil pesos, pero si la cantidad  de viajes no sobrepasa los tres o cuatro  viajes diarios, el salario promedio está  en los  ocho mil.

“Como saludo al 1 de Mayo,  si el día  da  para  tres viajes,  aportaré  uno más”.

La  entrada  a la fábrica  está  repleta de carros. Es una  larga cola para descargar  la caña  en el área de recepción de la Empresa agroindustria azucarera Enidio Díaz Machado. Rafael prefiere una foto  junto a su viejo camión.  Esta imbricación de hombre-máquina es de altura, no hay duda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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