Dial Café, un «aroma cultural» en la montaña

Share Button
Por Mailenys Oliva Ferrales | 26 febrero, 2025 |
0
En Dial Café se atesoran más de 10 000 piezas y objetos, muchos de ellos con valor patrimonial. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

San Pablo de Yao, Sierra Maestra.–Con un encanto muy singular y ante el asombro de no pocos visitantes, «palpita», en esta comunidad de la serranía granmense, un sitio inspirador que, con el pretexto de un buen café, desborda cultura, historia y tradiciones.

Emplazado en una extensión del hogar formado por el matrimonio de los jóvenes emprendedores Eidys Santiesteban Bárzaga y Yamisleydis Soto Armas, Dial Café es un rinconcito especial entre el río y la montaña, convertido en una suerte de cafetería-galería, en la que es posible –entre néctares naturales, una infusión criolla y otras ofertas gastronómicas– viajar al pasado y apreciar parte de la huella evolutiva que nos ha traído hasta el presente mediante la armoniosa confluencia de antigüedades, objetos, fotos y equipos «aderezados», además, con la señal amplificada de la radio.

«Dial Café tiene su esencia en la radio, que es nuestra mayor colección con equipos que datan hasta de 1930, aunque este proyecto surgió a raíz de una historia de amor renacida entre mi esposa y yo, y una idea loca que comenzó con el confinamiento ocasionado por la COVID-19, cuando empezamos a coleccionar los primeros objetos, con la idea de hacer algo pequeño», dice a Granma Eidys, mientras recorre con la mirada el sitio en el que han reunido más de 10 000 piezas, muchas con valor patrimonial.

«Aquí puedes encontrar desde un clavo de ferrocarril hasta un fonógrafo Brunswick de 1912, y otras muchas piezas que hemos ido coleccionado con el tiempo, como radio-receptores, quinqués, planchas de carbón, sables, cafeteras, teléfonos antiguos, tocadiscos, victrolas… y cámaras fotográficas de más de un siglo. Es decir, contamos con varias colecciones de temáticas diferentes, y a los clientes les explicamos la historia que guarda cada pieza, tratando de que sea una experiencia muy especial».

En esa búsqueda de piezas de valor histórico y otras antiquísimas, Eydis y Yamisleydis también han logrado cautivar a los visitantes con una diversa compilación que incluye, además, armas de la etapa insurrecta cubana, sombreros, monedas, pilones, vasijas de plata de 1800, cajas de música, relojes del siglo xix, máquinas de escribir, documentos de la comunidad y otros tantos objetos.

«Cada pieza que llega a Dial… tiene una historia y una manera distinta de llegar. Para nosotros las más valiosas no son las que hemos comprado, sino aquellas que las personas nos donan, porque muchas tienen un valor sentimental, y eso dice mucho. Por ello, este Café es también una mezcla de historias personales, y es lo que atrapa, lo que hace enamorarte del lugar», confiesa el apasionado Eydis, a quien han bautizado como el «electroloco».

Tal apelativo lo ganó gracias a su empeño por conservar y restaurar muchos de los equipos que han llegado inservibles a sus manos, y hoy funcionan como un atractivo añadido de Dial Café.

«Han sido muchas noches de desvelo desarmando y armando equipos, pero cada vez que logro echar a andar una victrola, un fonógrafo, relojes, teléfonos o radios la satisfacción es inmensa; es como el cirujano que busca la manera de que el organismo vuelva a funcionar, o de retirar lo malo para que siga viviendo».

Por su parte, Yamisleydis comenta sobre la aspiración de convertirse en un Proyecto de Desarrollo Local que pueda incluir y beneficiar a la comunidad de San Pablo de Yao.

«Lo que comenzó siendo algo pequeñito se ha convertido en un espacio cultural y social para los habitantes de la comunidad, porque somos sede de varios eventos, estamos incluidos en una de las rutas veraniegas que auspicia el Centro Provincial de Patrimonio en Granma, tenemos un taller literario con niños, en el que vinculamos temas de la literatura con piezas de Dial Café, y también trabajamos de conjunto con la Televisión Serrana, pero nuestro propósito es extender el alcance, para que más personas se beneficien con el proyecto».

Yamisleydis y Eydis sueñan con generar nuevos empleos, disminuir la migración de la montaña hacia la ciudad, crear la primera casita infantil de ese paraje rural y fomentar actividades sociales y productivas para las amas de casa.

«Muchas veces nos han propuesto que nos llevemos a Dial Café para la ciudad, donde podríamos hacer más dinero, pero eso no es lo que nos mueve. Desde que iniciamos hemos tenido el apoyo de la comunidad, y a ella también nos debemos, pues esa nobleza propia de la gente de la serranía es para nosotros la mayor riqueza, y no hay nada más lindo que eso», dice Yamisleydis.

«Dial Café, –agrega Eydis–defiende, además, la cultura, la historia y la memoria popular, y es, sencillamente, nuestra casa, nuestra vida, nuestro patio… nuestro lugar especial entre montañas».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *