La noticia la daría por primera vez Radio Progreso: el general Fulgencio Batista Zaldívar, luego de casi siete años de cruel dictadura, había huido de Cuba.
Era el primer día de 1959, fecha que sería recordada no solo por la escapada del “Hombre fuerte” (quien se llevó millones de pesos, entre dinero y joyas), sino también por la entrada triunfal a Santiago del Ejército Rebelde.
Comenzaba a concretarse lo que parecía increíble en mayo de 1958, cuando la tiranía lanzó 10 000 hombres armados contra solo 300 en la Sierra Maestra, una operación denominada F.F (Fin de Fidel o Fase Final). Al cabo de los meses se convertiría en la Fuga de Fulgencio.
Todavía quedaba en el ambiente la posibilidad de un golpe militar, de un “batistato sin Batista”, pero la maniobra quedó desarticulada después de que el Líder de la Revolución llamara a la huelga general.
El 2 de enero Fidel, al frente de la Caravana de la Libertad, llegaría victorioso a Bayamo. “Era ya de noche y en la lejanía podían escucharse los petardos. Él se paró en el balcón del Ayuntamiento, discursó con una pasión difícil de borrar”, contaría emocionado Víctor Montero, quien tuvo el honor de presentar al Comandante en Jefe.
Es una lástima que esas palabras de Fidel en la Cuna del Himno no hayan sido grabadas o transcritas; pero en la oralidad de la gente sí viven fragmentos de aquella alocución, en la que habló de los compañeros caídos o la nueva etapa que se avecinaba, compleja por demás.
“Pocos conocen que antes del Comandante Fidel Castro hablaron Luis Orlando Rodríguez, director de Radio Rebelde, el capitán Juan Nuiry, presidente de la FEU, y el comandante Delio Gómez Ochoa, luego lo hizo el jefe insurrecto, quien en enardecidas palabras exhortó a continuar la huelga general hasta que todo el régimen fuera derrotado, entre otros aspectos referidos a la tranquilidad y a no tomarse la justicia por su cuenta”, escribió sobre aquella noche el veterano periodista Manuel Lauredo Román.
El día 3, en las afueras de la ciudad, se produciría el primer encuentro posterior a la victoria entre Fidel y Camilo Cienfuegos. Hablaron sobre la situación en la capital cubana y los pasos para consolidar el triunfo.
Cinco días más tarde, en La Habana, el Héroe de la Sierra Maestra repitió algunas de las ideas expresadas en Bayamo. “Creo que estamos en un momento decisivo de nuestra historia. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será más fácil, quizá en lo adelante todo será más difícil”. Todavía hoy esas palabras parecen arrojar luz.