Ni Dioselis, ni Antonio: simplemente Paco pila

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 19 agosto, 2023 |
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Foto LUIS CARLOS PALACIOS LEYVA

Lo conocí una mañana de julio. A primera vista me pareció un personaje de aquellas películas silentes que pasaban los domingos por la televisión cubana: sombrero de paño gris, saco oscuro y varios papeles en mano que necesitaba publicar en La Demajagua, lo acompañaban.

Se presentó como Dioselis Antonio Jerez, aunque, Palacios, nuestro fotógrafo, develó su mote: Paco Pila, como le conocían los bayameses.

Había nacido el 3 de enero de 1920, en la calle Zenea, y aunque estudió muy poco, su inteligencia natural lo acreditó como técnico en radio y televisión, oficio que ejerció en sus años jóvenes.

Este hombre, sencillo y noble, revolucionario, luchador, querido por quienes le conocieron, defendió con vehemencia la cultura y que en los monumentos históricos aparecieran también héroes de piel negra, acciones que lo moldearon como uno de los pintorescos personajes de su pueblo.

Tanto resultó el apego por esos y otros temas de interés social, que ejercía el derecho otorgado por las leyes del país a participar, con voz, en las sesiones de la Asamblea municipal del Poder Popular.

Desde esa posición defendió que Bayamo preservara sus edificaciones de manera original, sobre todo frente a aquellas personas que intentaban modificar esas esencias de la arquitectura colonial. Cada vez que descubría acciones de este tipo,montaba en cólera y formulaba su queja ante las máximas autoridades del territorio.

Así ganó el aprecio popular, acentuado al formar parte de la Peña Roja, grupo que echó por tierra la palabra Boulevard, cuando pretendían nombrar al recién inaugurado Paseo bayamés, como se nombra actualmente a la importante arteria peatonal de la calle General García.

Cuenta Palacios, que en un recorrido por Baracoa, Paco no estuvo junto al grupo al amanecer. Preocupado lo buscó por todas partes, hasta encontrarlo en un establecimiento gastronómico:

-Estoy acostumbrado a desayunar pan con mantequilla y café con leche- dijo sonriente.

Pasaron los años y en medio del período especial, nuestro fotógrafo, con marcada intención, preguntó al peculiar personaje por el desayuno favorito. La respuesta fue categórica:

-Vete pal…

Paco fue defensor de lo nuestro, de lo criollo, de los detalles. Sus ganas de andar por las calles de Bayamo las demostró hasta el 19 de marzo de 2005, último día de aliento vital, sin imaginar que años después quedaría inmortalizado en una galería de cera de hombres ilustres, perpetuando su recuerdo para conocimiento de las presentes y futuras generaciones.

 

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