¿Dónde está mi orgasmo?

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Por Melitza Vargas | 20 febrero, 2022 |
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IMAGEN ILUSTRATIVA

A sus 22 años, Helen ha tenido sexo con 13 hombres. Sin embargo, con ninguno ha llegado al orgasmo. Nunca fingió tenerlo; y ellos, en cambio, le reprocharon que tenía un problema, que no era igual a las demás.

Por lo general, el ciclo de la respuesta erótica encuentra su desenlace en el orgasmo. La ausencia de él, provoca angustia en la persona o en la pareja, e interviene de manera negativa en el completo goce del vínculo amoroso. Es a lo que se conoce como anorgasmia.

Existe un consenso entre los especialistas en el tema, en cuanto a que constituye una disfunción sexual, caracterizada por la falta o retraso del orgasmo, de manera periódica o permanente, tras una fase de excitación adecuada en cuanto a intensidad y duración.

Se clasifica en primaria cuando la persona nunca lo ha alcanzado; secundaria o adquirida si previamente pudo llegar a ese nivel, pero luego es incapaz de hacerlo; circunstancial en el caso de que lo consiga solo en condiciones puntuales, como durante el sexo oral, la masturbación, posiciones determinadas o con una pareja en específico; y generalizada si de ninguna manera le resulta posible obtener el punto máximo de satisfacción en el plano de la sexualidad.

También conocida como ausencia de orgasmos, las referencias bibliográficas revisadas concuerdan en que aproximadamente el 15 % de la población presenta esa condición, y es mucho más habitual en el sexo femenino.

Eso se debe, en parte, a cuestiones de índole educativa; ya que la respuesta sexual se encuentra condicionada, muchas veces, por la influencia de una sociedad machista que no reconoce el derecho de la mujer a disfrutar plenamente del sexo; sentirse libre de tocar su cuerpo y descubrir las potencialidades para el deleite en la intimidad.

De tal modo, Helen sí tiene orgasmos cuando se masturba en la soledad de la habitación, sin la mirada curiosa de otra persona sobre su cuerpo desnudo, en el momento que desfallece de placer. Segundos después la sobrecoge el sentimiento de frustración; porque no logra compartir ese instante especial con su pareja.

El sitio web Mayo Clinic refiere que la forma en que se siente un orgasmo no figura igual en todas las mujeres, varían en intensidad, frecuencia y cantidad de estimulación necesaria para provocarlo. Asimismo, la mayor parte de ellas no lo alcanzan solo con la penetración, sino que necesitan que le masajeen el clítoris simultáneamente; o solo lo consiguen mediante la masturbación.

Con regularidad la anorgasmia resulta multicausal, pues no se debe a un solo motivo sino a la interacción de varios factores, que pueden ser psicológicos, culturales y físicos.

Según el blog del Centro de Urología y Nefrología en Barcelona, entre un 90 y un 95% de los casos de anorgasmia se originan a partir de problemas de pareja, aburrimiento y rutina, miedos, ansiedad, situaciones traumáticas, fobias sexuales, trastorno obsesivo compulsivo, expectativas sobre el desempeño sexual, estrés o depresión.

Se suma a las causas el abuso de drogas, alcohol, ingesta de medicamentos para el sistema nervioso central, diabetes avanzada, lesiones de la médula espinal y neurológicas, alteraciones de las vías seminales y traumatismos pelvianos.

Influyen además la deficiente formación e información sobre la sexualidad, actitud negativa ante ella, falta de comunicación o intimidad, vergüenza, juegos eróticos insuficientes y encuentros sexuales, que acaban antes de que la mujer se excite lo conveniente para llegar al clímax.

La ansiedad que genera el sexo antes de concretarlo y el miedo a no poder llegar al éxtasis figuran, de forma habitual, como otras de las razones que hacen que el problema se mantenga porque se descuidan la relajación, la confianza y la soltura para gozar cada sensación, condiciones necesarias para el disfrute.

El orgasmo no siempre se entiende como una consecuencia de la relación sexual, sino a modo del objetivo fundamental que se persigue. Pero, lo ideal es divertirse y que este sea una repercusión de la actividad erótica.

En consonancia, quien padece de anorgasmia, por lo general, responsabiliza de la causa de la incapacidad a su pareja, lo que supone una presión muy grande para la otra persona; y propicia que esta experimente la intimidad con humillación, malestar, amargura y resentimiento porque no puede propiciarle la gratificación a su compañero.

Por tal motivo, lo aconsejable es encontrar una solución juntos, para mejorar las relaciones sexuales y disfrutarlas; pues esa disfunción sexual tiene tratamiento y se estima que en el 95 % de los casos es efectivo.

Para enfrentarse a ese problema, resulta de gran ayuda hablarlo con el otro integrante de la relación, con el fin de normalizar la situación y evitar obsesionarse o sentirse inferior. De igual modo, buscar información avalada y asistencia profesional para que los individuos, siempre que sea posible, lo superen y se sientan realizados en el ámbito de la intimidad.

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