
La cerrada espesura del bosque, los más de 10 metros de altura y considerable diámetro de los troncos de árboles de la llamada algarroba india que lo formaban, quizás a otro quitaran el deseo de acometer su desmonte, pero a Yoendris López Zamora no.
Dispuesto a convertirlas en áreas productoras de alimentos agrícolas, Yoendris solicitó en usufructo 11 de aquellas hectáreas (ha), localizadas en Cayo Espino, a la entrada de Manzanillo yendo de Bayamo y con un tractor de ruedas de goma y la ayuda de familiares, las liberó de floresta, luego roturó e inició en ellas, hace cinco años, la siembra de yuca, plátano burro, frijol, maíz, pepino, tomate y otros cultivos varios; incrementó la cría de cerdos, a la que se dedicaba desde antes, y de aves.
La mayor parte de sus producciones las comercializa en un kiosko construido en la entrada a la finca, junto a la carretera Bayamo-Manzanillo, en el que oferta alimentos elaborados con carnes de cerdo y de aves, puré de tomate, de ají, jugos naturales y bebidas.
De la otra, vende en ferias agropecuarias en Yara y envía de manera gratuita a un hospital y un círculo infantil cercanos.
Yoendris dice que por su origen campesino ama la tierra y le hace feliz contribuir de la modesta manera que lo hace, a la alimentación del pueblo, lo cual, reconoce, le reporta ingresos económico a él y a quienes a su lado sudan la frente y la camisa lo mismo un lunes que un domingo, por cuanto las plantas y los animales de corral no saben de días no laborables ni feriados.
Los proyectos inmediatos de Yoendris son incrementar las producciones y construcción de un ranchón restaurante, porque él es un emprendedor que no cree en fantasmas.