
“La calle es libre y yo hago lo que quiera”, vociferó el individuo, como León que marca su territorio con gestos draconianos.
Aquella afirmación despectiva me hizo reflexionar acerca de lo importante de poner en práctica, en estos tiempos, la frase de Benito Juárez, cuando sentenció, hace más de un siglo: “El respeto al derecho ajeno, es la paz”.
En tal sentido, a nivel individual tenemos mucho camino por recorrer, pues un problema de nuestra sociedad es la actuación de ciudadanos que irrespetan las reglas de convivencia social.
La situación es dada, por ejemplo, por personas que se creen con la autoridad de entorpecer la vía pública con desechos y escombros, evitando el tránsito, acción que provoca, además de accidentes, estancamiento de agua y proliferación de enfermedades.
Ciertamente, hay calles en mal estado, requeridas de intervención especializada, en repartos periféricos de Bayamo (Siboney, Manopla, La Unión o Rosa La Bayamesa) y de otras localidades, pero eso no quiere decir que los afectados puedan actuar sin importar el daño que ocasionen a los demás.
La Ley 109 del Código de Seguridad Vial, en el Capítulo V, acerca de la protección y defensa de las vías, en su Artículo 43, dice que con el fin de proteger y defender las vías, queda prohibido dañar o alterar sus forma; impedir el libre curso de las aguas mediante zanjas, diques o levantamiento de terrenos; mientras que el Artículo 44 del citado capítulo, refiere que sin la previa aprobación de la autoridad administrativa para tales efectos, no se puede modificar o alterar las características de las vías y cualesquiera de sus componentes dentro de los límites de la faja, utilizar la vía con un fin distinto para el cual fue construida, o hacer obras o depósitos, aunque sean temporales.
Por otro lado, se precisa de la gestión de las entidades responsabilizadas para resolver esta problemática, que demanda respuesta, a partir de los planteamientos de los electores en las comunidades.
Cumplir con lo que nos toca, será la mejor contribución para contrarrestar las malas acciones de aquel que dice ser dueño de la calle.