
En plena serranía masoense, donde el aroma del café se mezcla con la fresca brisa de la montaña, la historia de Yamicelis Cabrales de la Paz se erige como un testimonio de dedicación, visión y liderazgo femenino.
Tras dos décadas de sólida experiencia como economista, siete de ellas al frente de su propia entidad, Yamicelis dio un giro decisivo a su vida al asumir, en el año 2000, un desafío mayor, la presidencia de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Manuel Fajardo, asentada en la comunidad de Santana de Nagua.
Su llegada a la presidencia no fue un simple cambio de trabajo, sino la culminación de una profunda comprensión de las finanzas y la gestión agrícola, en función de un sólido objetivo.
“El deseo de hacer una diferencia tangible en mi comunidad, sentí que tenía la experiencia y las herramientas necesarias para liderar un cambio positivo. Quería fomentar un ambiente donde no solo se produjera café de calidad, sino que también se promoviera el desarrollo social y económico de nuestra región”.
Bajo su dirección, la cooperativa no solo se consolidó económicamente, sino que se convirtió en un referente de innovación y tecnología al ser incluida en proyectos de desarrollo cruciales como el PRODECAFE (Programa de Desarrollo Integral Cafetalero) y el de Café Ecológico, que impulsan la renovación de plantaciones y la mejora de la infraestructura productiva.
Tales iniciativas, precisó, no solo buscan obtener un producto de mayor valor en el mercado, sino también preservar los suelos y la biodiversidad de la zona, reduciendo el uso de agroquímicos.
“La clave ha sido la capacitación constante y la implementación de técnicas innovadoras, como los injertos y esquejes, que además de mejorar la calidad de nuestro café, nos permiten obtener plantas más resistentes a plagas y enfermedades, con mayor rendimiento y adaptadas a las condiciones específicas del territorio, asegurando así el futuro de la cosecha”.
Más allá de los números y la técnica, Yamicelis ha sido una ferviente promotora de la incorporación de la mujer a todas las esferas del quehacer cafetalero. Rompiendo estereotipos en un sector tradicionalmente masculinizado, ha fomentado la participación femenina no solo en las labores del campo, sino también en la gestión, la dirección y la toma de decisiones, demostrando que el desarrollo cafetalero de la región es tarea de todos y todas.
“Creo firmemente que las mujeres tienen un papel crucial en el desarrollo agrícola y en la economía en general, hemos implementado programas específicos para capacitar y empoderar a las mujeres, tanto en la producción como en la gestión. Esto no solo mejora sus condiciones de vida, sino que también fortalece a la cooperativa en su conjunto. Cuando las mujeres son parte activa del proceso, se generan ideas innovadoras y se logra una mayor cohesión social”.
No solo con palabras sino con acciones, Yamicelis transmite un claro mensaje a otros líderes comunitarios y jóvenes que, como ella, aspiran a hacer un cambio en sus comunidades.
“Les diría que nunca subestimen el poder de la colaboración y el conocimiento compartido, la transformación comienza desde dentro, y cada uno de nosotros puede ser un agente de cambio. Es fundamental creer en nuestras capacidades y trabajar juntos por un futuro sostenible y próspero para nuestras comunidades. La perseverancia y la pasión son claves para lograrlo”.
La historia de Yamicelis Cabrales de la Paz es, en esencia, la de una profesional que supo aplicar el rigor de la economía a la tierra, transformando una cooperativa en un modelo de eficiencia, innovación e inclusión, y sembrando, junto al café, las semillas de un desarrollo más próspero y equitativo para su comunidad.