El derecho a ser felices

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Por Beatriz Llovet Pompa (estudiante de periodismo) | 24 septiembre, 2024 |
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Foto Tomada del perfil de Huellas Granma contra el maltrato animal

En el corazón de Bayamo, una ciudad rica en historia y cultura, se libra una batalla silenciosa que a menudo pasa desapercibida: el maltrato y abandono de animales.

El desamparo de perros y gatos, mascotas por excelencia en nuestros hogares, genera mucha preocupación entre los defensores de los derechos de los animales, pues no son pocas las familias que renuncian al cuidado de sus mascotas limitados por la situación económica y el  nacimiento  descontrolado.

Aunque muchas personas establecen un pacto con su mascota, de cuidarla hasta los últimos años de su vida, a veces no todos comprenden el compromiso que implica tener un animal de compañía, de manera que la falta de educación sobre la tenencia responsable de mascotas los lleva al abandono.

Los testimonios de voluntarios de refugios locales y amantes de los animales son desgarradores. Muchos han sido testigos de casos de abandono cruel, donde mascotas son dejadas a su suerte en las calles, expuestas a peligros inminentes como el hambre, enfermedades y accidentes del tránsito.

Las imágenes de animales desnutridos y heridos se han vuelto comunes en las redes sociales, donde activistas intentan visibilizar la situación y hacer un llamado de conciencia.

Es válido aclarar que el maltrato no solo se limita al abandono. Existen reportes alarmantes sobre casos de violencia física hacia los animales, una inhumana práctica que denota falta de conciencia y educación sobre el respeto hacia todas las formas de vida.

Son varios los casos de rescates de animales en los últimos días. Grupos comunitarios, liderados mayormente por jóvenes, trabajan incansablemente para rescatar, rehabilitar y encontrar cuidadores responsables. Campañas de adopción, jornadas de vacunación y programas educativos fomentan una sociedad más compasiva y consciente.

Sin embargo, la solución a este problema requiere un esfuerzo conjunto. Es fundamental que la comunidad se involucre, ya sea adoptando, apoyando refugios o simplemente denunciando situaciones de maltrato.

La educación es clave, por eso insistimos, desde las escuelas hasta los hogares, en fomentar valores de respeto y cuidado hacia los animales. Es momento de unir fuerzas para garantizar que nuestros amigos de cuatro patas reciban el amor y la protección que merecen.

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