El Generalísimo Máximo Gómez Báez

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 17 junio, 2024 |
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Se cumplen este 17 de junio, 119 años de la muerte del generalísimo Máximo Gómez Báez a la edad de sesenta y nueve años.

Máximo Gómez nació en el pequeño poblado de Baní, provincia de Peravia, al oeste de Santo Domingo, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836. En el hogar compuesto por Andrés Gómez Guerrero y Clemencia Báez Pérez.

Era un joven de apuesta figura, delgado, elegante, de tez trigueña, finos labios y ojos negros. Su cama era una hamaca. Vestía uniforme sencillo con botas de cuero, pantalón oscuro y camisa gris.

Muy joven se unió al ejército dominicano en la lucha contra las invasiones haitianas de Faustine Soulouque logrando obtener el grado de alférez de un escuadrón de caballería que estaba compuesto por habitantes de Bani.

Participó en el combate de la sabana de Santomé cuando mandaba las fuerzas de caballería el general Modesto Díaz, quien sería también destacado combatiente en la Guerra de los Diez Años en Cuba.

El Dr. Benigno Sousa, un médico militar describe este acontecimiento: En la batalla de Santomé, el 22 de diciembre de 1856, sangrienta y definitiva derrota de los haitianos, recibe Gómez su bautizo de fuego. La Caballería de Baní, “Jinetes de Lanza y Machetes de Cabo”, en la cual figuraba como alférez, se llena de gloria, decidiendo la acción. Siguió su carreta militar, disciplinada y austera, santo y seña de toda su vida. Se destacó por ser un hombre de los que peleaban con machete, sobre un caballo o a pie y hasta descalzo.

Llega a Cuba procedente de Santo Domingo acompañado de su madre y dos hermanas y se instala en Manzanillo, luego se traslada en una hacienda en el poblado de El Dátil, sitio cercano a Bayamo.

El trato inhumano que se les daba a los esclavos, conmovió los sentimientos de Gómez y sus compatriotas, quienes no habían vivido en su tierra natal esas costumbres, ni la profundidad de las diferencias sociales y económicas.

Pronto comprendió que en el país se gestaba una conspiración contra el gobierno español y se unio a la lista de hombres que ayudarían a hacer patria a este pueblo.

El 10 de octubre de 1868, se iniciaba en Cuba la Guerra de Independencia. Máximo Gómez y sus paisanos militares fueron los primeros en ofrecer sus servicios a los patriotas.

En Cuba se incorporó a la causa independentista para pelear por la libertad del negro esclavo y el criollo explotado por el colonialismo español.

Como jefe militar en Cuba, durante la Guerra de los Diez Años y la de 1895, el guerrillero dominicano hizo derroche de habilidad, constancia y decisión que eran reflejos de la prudencia, astucia y paciencia, bases fundamentales de su método de lucha.

Hábil y diestro por excelencia fue un general que no conoció la derrota a pesar de comandar un ejército de oficiales y soldados sin instrucción militar anterior.  Combatió contra la mayor concentración de tropas dispuesta por una potencia colonizadora en América, comandada por adiestrados generales, y armada con los más modernos pertrechos de la época.

Antonio Maceo lo engrandece diciendo: “¿No es el más capaz de todos, y el que ahoga la ambición mezquina con su gloria y con su espada, más grande y más brillante que todos?”.

Y José Martí lo calificó de organizador enérgico… “de quien solo grandezas espero…donde está él, está lo sano del país, y lo que recuerda y lo que espera”.

Era un brillante orador y lo demuestra esta arenga pronunciada momentos antes de iniciar una de las ultimas batallas de la guerra final: Cubanos, se nos presenta otro momento difícil. La dificultad aviva nuestra energía. Bienvenido sea este momento. Los españoles han perdido la guerra; pero quieren caer con honra. Ellos son nuestros padres; nos alegramos de su decisión. Si ellos buscan la honra en la derrota, nosotros queremos que el heroísmo acompañe nuestra victoria. Se aproxima una dura campaña. Démosle la bienvenida. Haremos frente al enemigo y no saldremos de esta zona. Nuestro machete está ya inquieto en su funda. Los tiros españoles enardecen nuestros pechos. Estamos todos al servicio de la Patria,…

Su incesante batallar junto a los cubanos, lo llevó a ocupar el cargo de General en Jefe, el más alto de las huestes libertadoras, el mismo que puso en sus manos José Martí.

Fue Máximo Gómez junto a José Martí y Antonio Maceo, tres de los hombres fundamentales de la Guerra de Independencia.

Y como dijo Martí, Máximo Gómez supo «ser grande en la guerra y digno en la paz».

 

 

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