El nacimiento de un sueño

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Por Granma | 13 mayo, 2024 |
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FOTO/Tomada de Granma

Conozco a una mujer que luchó contra la naturaleza, espada contra espada y ganó. Acariciaba un sueño gigante, tan inmenso, tan terco, que no abandonaría nunca la batalla por conseguirlo.

Señalaba en el almanaque los días fértiles. Se realizó cientos de ultrasonidos y análisis. También lloró, sin consuelo, frente a la prueba de embarazo negativa, una escena que repitió, mes tras mes, en un ciclo que parecía interminable.

Contuvo la respiración en aquel examen tan doloroso e invasivo en el que pensó que perdería el aliento, pero respiró profundo y le aseguró a la enfermera que estaba bien, perfecta, inmejorable.

Tomaba un montón de pastillas. No le gustaba hablar del tema. Le dolía demasiado. Lo guardaba en una esquina de su soliloquio, entre mantas de terciopelo, prefería callar. Vivió más de una década de sacrificio, de reposo absoluto, de pies en alto, de anhelar la segunda rayita.

Ya ni siquiera era tan joven como cuando empezó la aventura de ampliar la familia. Pero a ella nada la detuvo, ni los azares de la genética, mucho menos la edad.

Conozco a una mujer que tuvo un sueño y lo luchó tanto, que el destino, avergonzado, tuvo que bajar la cabeza.

Y cuando la COVID-19 ponía de rodillas al mundo, ella, que no estaba dispuesta a ceder ni un tantico, lo apostó todo por aquello que pensaba una utopía.

Conozco a una mujer que ahora vive un torbellino, que tiene el primer lugar mundial en la limpieza de mocos, que con las manos trabaja y con la vista persigue a sus dos duendes traviesos.

Conozco a una mujer que casi no duerme, que escribe, trabaja y cocina con la misma intensidad.

Que nunca se queja, pues la alegría se le asoma en un par de ojos exhaustos.

Todo el mundo la admira. Otras, en su lugar, habrían decidido transitar por el camino más cómodo: tirar la toalla, colgar ese viejo anhelo en un lugar húmedo, cubrirlo de frustración.

Conozco a una mujer que jamás se rinde. Una mujer valiente, que estuvo dispuesta a todo, hasta a ofrecer su vida, por tal de pujar el sueño de la maternidad.

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