El parto de semillas invisibles (+ video e infografía)

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Por Osviel Castro Medel | 30 agosto, 2019 |
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Casi 500 nuevos maestros y profesores se sumarán este curso a la docencia, de ellos 267 egresan de la Escuela Pedagógica Rubén Bravo FOTO/ Rafael Martínez Arias

Ahora mismo, en una pared de la casa de Victoria Olivera Fonseca, una niña de cuatro años, el almanaque  está señalizado con pequeñas equis. Cada una se va aproximando más y más al segundo día de septiembre, fecha en que vestirá, por primera vez, de rojo y blanco.

“Ya casi estoy en preescolaaaaar”, dice, a manera de canción, mientras enseña oronda el uniforme, comprado luego de una cola no exenta de zozobra. Se lo ha probado decenas de veces, incluso de noche, y cada ensayo devino una fiesta para su alma.

Esa felicidad inocente significa el primer signo de un camino larguísimo y hermoso. Solo cuando pasen muchos años ella sabrá aquilatar la trascendencia de la nueva rutina que iniciará pasado mañana, junto a miles de coetáneos y otros de mayor edad.

                                                                                      II

Tal vez, ninguna otra época del año despierte tanto nerviosismo y agitación como esta. De modo inevitable, la arrancada de un curso dispara la adrenalina y trae el consiguiente corre-corre en la escuela, el hogar y disímiles lugares más.

No se trata solo de ajustar botones en la ropa escolar, comprar una mochila cara y lanzarse a gestionar la mejor cubierta para los cuadernos nuevos o de uso.

Realmente, constituye un parto complicado, cuya gestación depende de muchos factores, que incluyen desde la reparación de una computadora, el alistamiento de un techo o una pizarra, la búsqueda de colchones, el aseguramiento del claustro… hasta el traslado de la base material de estudio.

En la provincia, el 2 de septiembre comenzarán en las aulas -sin contar la Educación Superior- unos 131 mil 160 estudiantes y 16 mil 346 docentes; además de una cifra superior a 10 mil alumnos en nuestras universidades.

 

Cualquiera puede inferir que garantizar lo indispensable para esas matrículas implica un esfuerzo colectivo colosal, a veces poco o nada ponderado por los beneficiarios y sus familiares.

Sin embargo, el verdadero resultado de un “período lectivo” o de los subsiguientes exámenes, habita en aspectos que rebasan lo numérico. Educar es ir sembrando, durante mucho tiempo, semillas invisibles, que se traducen en valores, virtudes y buenas actitudes en la vida.

                                                                                          III

Uno de los hechos que marcará a septiembre será el retorno de casi 400 pedagogos granmenses, quienes se han estimulado por el aumento salarial al sector presupuestado.

Ese sería el primer paso para frenar el éxodo profesional, que tanto ha golpeado la calidad de las clases en los últimos tiempos.

Aun con esos regresos, las plazas docentes estarían completas al 98,5 por ciento y habrá que acudir a experiencias de antaño, como la de colocar en función de profesores a más de 80 educandos de la Universidad de Granma, quienes impartirán, sobre todo, las asignaturas de Matemática, Física, Química y Biología.

De todos modos, como ha señalado la titular del Ministerio de Educación, Ena Elsa Velázquez, no basta con esta plausible vuelta ni con el incremento de los sueldos. Es preciso que todo cuanto vaya más allá de la instrucción simple crezca a tamaños olímpicos.


Para lograr tal progresión tendríamos, según sus palabras, que “seguir acompañando, estimulando, atendiendo, enalteciendo la labor de nuestros maestros”.

No menos desafiante para los educadores resultará el surgimiento de una nueva tarea, vinculada a la Cívica. Sucede que después de la proclamación de la Constitución de la República y la ulterior aprobación de dos leyes de impacto social e ideológico: la de símbolos nacionales y la electoral, quienes dirigen procesos en las aulas tendrán que empaparse sobre esos asuntos.

“Estos documentos han sido incorporados a los materiales que hemos estado elaborando como parte del tercer perfeccionamiento del sistema nacional de Educación”, sentenció Velázquez en uno de los recorridos por el país para verificar los preparativos del curso.

¿Cuál será la fórmula para que los mencionados textos no lleven al alumnado, como en oportunidades anteriores, al formalismo, la monotonía o el aburrimiento?

El reto está planteado desde este instante. Y es enorme.

                                                                                               IV

Más de una vez, en asambleas de las organizaciones estudiantiles, se ha hablado de males que intentan erosionar el proceso docente-educativo, como el fraude académico, el cual ha tenido manifestaciones impensables décadas atrás, como los casos -contados pero muy dolorosos- de filtración de exámenes.

Algo está claro entonces: no solo los maestros deben luchar contra ese flagelo, que va contra la esencia de la educación cubana y sus preceptos de formación integral. Un alumno cuyas metas sean “fijarse” o “soplar” es un potencial transmisor de antivalores y representará, al final, un “perjudicador” de la sociedad.

En esas propias reuniones han salido a relucir temas vinculados con otras sombras: el finalismo, la repetición mecánica de varios contenidos, los certificados para eludir tareas en el campo o ausentarse al aula, la promoción a toda costa, la poca preparación de algunos docentes…

Este nuevo curso será otro escenario de batalla contra las referidas tendencias y algunas de la “modernidad”, relacionadas con la fiebre del móvil, que ha convertido a no pocos adolescentes y jóvenes en teléfono-dependientes, en seres incapaces de dar un paso si no están dando dedo frente a un aparato digital.

El quid del problema está en cómo aprovechar la adicción para generar motivación por las asignaturas y mejores enseñanzas, conocimientos, cultura…

                                                                                            V

Tendremos un curso distante de lo “cómodo”. El sector educacional también se resiente, como otras esferas, el recrudecimiento del acoso económico, que ciertas personas, lamentablemente, siguen viendo como “muela”.

Verdad que hay cuestiones injustificables, como los centros que año tras año salen en la lista de posibles reparados y solo se maquillan para estas fechas.

De todos modos, acaso sea el mejor contexto para ejemplificar que el tristemente célebre bloqueo y la Ley Helms-Burton no son cuentos de camino, sino realidades golpeadoras.

Habrá escuelas sin todo el esplendor material, dormitorios sin muchas comodidades, libros que falten y otras carencias logísticas.

Aun con esas espinas ningún alumno de esta nación, esperanzada hasta la eternidad, dejará de recibir las lecciones, por más apartado que viva.

Victoria, como millones, pronto aprenderá a hacer montañas y soles; a escribir “verdad”, “cielo”, “carrusel”, “sueño”, “bandera” y “tocororo”. Y eso moverá el corazón de sus padres,  el mismo que late a una nación sembradora de simientes.

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