Ernesto Guevara de la Serna: El joven aventurero devenido revolucionario

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Por Yelandi Milanés Guardia | 14 junio, 2024 |
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Alberto Granado (izquierda) y el Che, durante el viaje legendario que iniciaron en la motocicleta La Poderosa. FOTO/ Tomada del periódico Granma

Los viajes que Ernesto Guevara de la Serna realizó por su país y por Latinoamérica fueron de una gran importancia para su pensamiento político posterior. El primero lo realizó por el norte de Argentina y lo inició el 1 de enero de 1950, el cual duraría seis semanas, al final del mismo habría recorrido una increíble distancia de 4 mil 500 kilómetros.

En este primer viaje se valió de una vieja bicicleta a la que colocó hábilmente un pequeño motor para ayudarle en esta pequeña epopeya.

El objetivo principal del periplo era llegar a San Francisco del Chañar, cerca de donde él vivía de joven, para visitar a su amigo Alberto Granado, que trabajaba en una leprosería. Juntos en la leprosería ayudaron a diferentes pacientes y Ernesto aprovechó la ocasión para volver a su natal Rosario, y reencontrarse con sus antiguos compañeros de escuela y amigos.

Cuando el viaje parecía terminado, el veinteañero aventurero se dirigió hacia las provincias más pobres de Argentina, suceso que influyó determinantemente en su cambio de pensamiento.

SEGUNDO Y TERCER VIAJE

El segundo emprendimiento fue gracias a que pidió trabajo como médico en una flota petrolera estatal, Yacimientos Petrolíferos Fiscales. El 9 de febrero de 1951 se embarcó en el buque cisterna Anna G en una travesía de seis semanas, pero no sería su único periplo con esta empresa, pues en junio, cuando dejó de trabajar había realizado un total de cuatro viajes y había estado más tiempo navegando que en tierra firme.

Durante estas incursiones marítimas recorrió la costa atlántica de Sudamérica hasta la
colonia británica de Trinidad y Tobago.

La tercer aventura fue iniciativa de su amigo Alberto Granado quien le propuso recorrer toda Sudamérica por un año. El viaje lo realizarían con la moto de Alberto, la Poderosa, una vieja motocicleta  modelo Norton.

Finalmente el día 14 de enero de 1952 los dos noveles argentinos se pusieron en marcha. El recorrido estuvo plagado de anécdotas, Guevara de la Serna y Alberto realizaron el viaje con poca plata, por lo que normalmente para dormir y comer dependían mucho de las personas de los lugares donde estaban.

Las aventuras e historias que vivieron rozan lo humorístico. Una noche, cuando dormían en el granero de una familia austríaca, Ernesto despertó al escuchar arañazos y gruñidos en la puerta; un par de ojos brillaban en la oscuridad.

Prevenido sobre la ferocidad de los «tigres chilenos», cogió el Smith & Wesson
y disparó una sola vez. Cesaron los ruidos y se puso a dormir de nuevo. Por la mañana, Alberto y él descubrieron que el animal muerto no era un puma sino un perro alsaciano
llamado Bobby, la adorada mascota de la familia. Escaparon corriendo cuesta abajo con La Poderosa que se negaba a arrancar-, seguidos por el llanto, las imprecaciones y los insultos de sus anfitriones.

Otra de sus peripecias fue cruzar a nado el Amazonas, y la historia risible de que en un baile tuvo serios problemas porque no sabía distinguir entre un tango o un mambo, y le resultaba difícil diferenciarlos para saber cual de los movimientos aprendidos de memoria debía ejecutar.

La verdadera importancia de este viaje fue también el cambio de pensamiento de Ernesto tras estar en contacto con la pobreza más extrema en los numerosos lugares que visitaron. Al regresar en su diario anotó: "El personaje que escribe estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina. El que las ordena y pule, «yo», no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Este vagar sin rumbo por nuestra «Mayúscula América» me ha cambiado más de lo que creía.

CUARTO PERIPLO Y LUEGO GUATEMALA

El cuarto y último viaje que realizó Guevara de la Serna comenzó en julio de 1953, acompañado de su amigo Carlos Calica Ferrer. Salieron de Buenos Aires, en tren, con dirección a Bolivia.

En la capital, La Paz, ambos pudieron ver los movimientos revolucionarios que había por aquel entonces, las calles estaban llenas de indios armados con fusiles, algo que sorprendió mucho a Ernesto.

Luego Calica fue a Venezuela con Alberto Granado, y él tomó su camino con rumbo a Guatemala. En este país el coronel Jacobo Arbenz había comenzado unas reformas agrarias y políticas muy interesantes en contra de los intereses extranjeros. Con esta política que muchas personas apoyaron se ganó la enemistad del gobierno estadounidense, que junto a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzaron a planear un golpe de estado para derrocar a este gobierno izquierdista que ellos consideraban comunista.

En 1954, el joven argentino llega a Guatemala en unas condiciones económicas bastante críticas, intentó buscar trabajo como médico pero no fue aceptado y sobrevivió como buenamente pudo. En Guatemala conoció a dos personas claves en su vida posterior, la primera Hilda Gadea, una joven que trabajaba para el gobierno de Árbenz y que se convertiría en su primera esposa.

También conoció a Ñico López, un exiliado cubano, veterano del asalto al Cuartel Moncada. Ambos estrecharon una gran amistad y Ñico le dio el famoso mote a Ernesto de Che, debido a la de veces que el argentino repetía dicha palabra.

Hilda intentó ayudar a Ernesto a encontrar un puesto de médico, mientras con Ñico, el joven argentino debatía y finalmente simpatizaba con las ideas socialistas.

En junio de ese mismo año, los Estados Unidos actuaron contra el gobierno de Jacobo Árbenz, consiguieron equipar a un pequeño ejército fuera del país que penetró en Guatemala, precedido de bombardeos aéreos en la capital. La lucha no duró más de dos semanas, y los golpistas se agenciaron rápido el poder.

El joven argentino defendió hasta el final que había que realizar un último esfuerzo para detener la intentona. La CIA estuvo al tanto de lo expresado por un tal Ernesto Guevara de la Serna que quería realizar una última defensa, estos datos fueron pasados por escrito y guardados en una carpeta, lo que no sabían los de la CIA es que posteriormente su nombre y apellidos ocuparían una sala entera llena de informes.

MÉXICO Y LOS CUBANOS 

Tras medio año en Guatemala, Ernesto Guevara se traslada a México. Allí se reencuentra con Hilda, y luego de romancear se casan, de cuya unión nace una niña, Hildita, a la que su papá llamaba cariñosamente Pequeña Mao. A pesar de este acontecimiento, la relación no fructificó y se separaron.

Las conversaciones con los cubanos por el contrario comenzaban a ser más fuertes e intensas. Las reuniones eran comunes. En junio el Che intercambia por vez primera con Raúl Castro, con el cual entabló una gran amistad gracias a sus pensamientos políticos cercanos, pues ambos se consideraban marxistas-leninistas.

Luego Fidel conoció al famoso argentino del que tanto se hablaba.  Ernesto y los cubanos se reunían muy a menudo en la casa de una amiga, María Antonia. Una noche el
joven líder cubano le propuso unirse a su grupo guerrillero, cosa que el argentino aceptó sin dudar.

Después de unas semanas, el grupo guerrillero de Fidel se trasladó a una finca a las fueras de México D.F, donde comenzaron su entrenamiento. Este se basaba en lecciones de tiro, largas caminatas y ejercicio físico variado.

Tras largas semanas de entrenamiento los guerrilleros estaban listos para embarcarse en la gran aventura que estaba por venir. El Che se había preparado junto a ellos y había superado los ejercicios a pesar del asma, incluso le creían un hombre capacitado para ser un gran líder.

Antes de embarcarse, el grupo de cubanos fueron detenidos por las fuerzas de seguridad mexicanas, que encarcelaron algunos de ellos, incluido el Che. Tras un breve tiempo en la sombra, todos estaban de nuevo listos para embarcar en el yate Granma.

El día 25 de noviembre de 1956, el yate salió de las costas mexicanas con dirección a Cuba. Aunque no lo imaginara, está gran epopeya que iniciaba, sería un parteaguas en la vida del joven argentino, quien dejaba detrás el ansia frenética por la aventura, para irse conviertiendo con el paso del tiempo en un guerrillero que no solo anhelaba la libertad de Cuba, sino la de otras tierras del mundo, que luego del triunfo revolucionario, reclamarían el concurso de sus modestos esfuerzos.

Fuente: Sitio web archivoshistoria.com

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