
Imagino la infancia de Andrés Reyes Castro desarticulando cuanto objeto que caiga entre sus manos, hábil desde niño. Solo así justifico el don que tiene para componer y solucionar desperfectos y roturas de maquinarias en la Unidad empresarial de base La Hacienda, perteneciente a la Empresa de productos lácteos Granlac, de Granma.
Después supongo a ese joven habilidoso con solo 17 años, preparándose como mecánico, asumiendo retos en el área de mantenimiento y venciendo con ingenio la carencia, rehabilitando como un cirujano las maquinarias.
Su experiencia a golpe de aciertos y desaciertos, avalan hoy su actual rol como jefe de taller de la parte fabril donde de conjunto con 27 innovadores sustentan a base de inventivas las líneas productivas de La Hacienda, una industria cuya obsolescencia tecnológica, unida a las carencias de piezas y la imposibilidad de adquirirlas junto a equipos nuevos debido al bloqueo, los obliga a resolver las roturas con lo poco que aparece.
“Cada vez que se nos presenta un problema nos enfrascamos en darle alguna solución. Son fábricas muy viejas con tecnologías de los años ochenta y tanto que debes pasarle la mano a cada rato para alargarles la vida útil”, expone Reyes Castro.
Una de las innovaciones que más lo enorgullece fue la recuperación casi total de una cortina de enfriamiento de procedencia China en la línea de soya, cuyas fisuras ocasionaron afectaciones en la producción.
“Nos dimos a la tarea de ver dónde podíamos encontrar a cortina de enfriamiento que reuniera las características o un pasteurizador, finalmente en Dietéticos encontramos una cortina de procedencia Holandesa que tuvimos que recuperar completamente: cambiarle el sistema de trabajo, buscar información por internet para adquirir conocimiento de lo que queríamos solucionar.
“Este es un equipo que al introducirle calor, le paso en contracorriente yogurt, un yogurt que está a 44 y 46 grados de temperatura, y con solo un pase se pone en 12 Y 15 grados, y en un segundo pase, se pone en cuatro y cinco grados, listo para envasar.
“En estos momentos enfría hasta 20 mil litros de yogur diarios, ya tiene un año y tanto de funcionamiento y los parámetros físico químicos del yogur están en los rangos establecidos”, comenta Reyes Castro.
Otras innovaciones permiten el funcionamiento de la línea de extrusión de la leche de soya.
“A todo lo que se nos rompe, intentamos darle solución, lo mismo que a bombas que a equipos que tiene 50 años y tenemos un homogenizador de procedencia rusa, del año 87 que es el que mezcla la crema para el queso crema, la crema untable, y está en perfecto estado.
A sus 52 años Andrés transmite saberes a quienes asumen este oficio en la industria. Su máxima es poner el mayor esfuerzo para resolver los problemas que se presenten.
“Hay roturas que mis colegas piensan que no tienen solución, pero soy del criterio que entre todos podemos lograrlo”, comenta Reyes Castro.