FOTO LUIS CARLOS FRÓMETA AGUERO“Estela Marina Pérez Corría, de estirpe campesina y humilde estudió magisterio en Santiago de Cuba, carrera que duró muchos años al clausurarse la Escuela Normal para Maestros de Oriente, por decisión del gobierno machadista”.
Así la rememora Isabel Julia Labrada Villavicencio, quien fuera su alumna de sexto grado en la Escuela Francisco Maceo Osorio:
“Al culminar los estudios trabajó en diferentes instituciones educacionales públicas para la Enseñanza primaria, desatendidas entonces por el estado y creó bibliotecas para incrementar los saberes en los estudiantes.
“En los primeros centros rurales implementó la modalidad de escuelas en el campo, donde laboraba con sus alumnos en huertos y jardines y en todos, rindió culto a María Luisa Milanés, tal vez por eso escribía poemas”.
MEMORIAS…
“Recuerdo que el día del nacimiento y el de la muerte de la Milanés, íbamos en peregrinación por la calle Céspedes, hasta el hogar donde vivió la referida poetisa, allí recitábamos y conocimos la tormentosa vida que prevaleció en María Luisa.
“En cada una de sus aulas organizó la asociación Amanecer, integrada por hembras, al no existir en ese tiempo coeducación, portábamos un botón verde con un paisaje y cotizábamos cinco centavos mensuales para ayudar a las niñas más pobres.
“Con ella realizamos dos excursiones, una al central Mabay en proceso de producción y otra a una escuela en Cautillo, lugar donde nació”.
ESPEJO DE UNA SOCIEDAD
“En ese tiempo la mayoría de las maestras pertenecían a la burguesía y como los centros formadores de ese personal eran privados, había que pagar la matrícula y una mensualidad para estar en ellos.
“Todas las educadoras eran blancas y en el receso formaban tertulias a las que no asistía Estela Marina, de piel oscura y pelo lacio, prefería quedarse en el aula para escribir poemas y dividir en dos la naranja, merienda habitual de sus hijas, que estudiaban en esa misma escuela”.
“Su ejecutoria profesional fue sistémica, recibió el Premio al maestro más eficiente de Bayamo en cursos alternos, desde 1943 hasta el 54 y fundó la Academia preparatoria María Luisa Milanés, para quienes ingresarían en la Escuela Normal de Bayamo, que anteriormente no existía”.
LA NUEVA ESCUELA
“En la década del 60, los maestros populares no contaban con su título académico, recibían cursos de superación profesional y me responsabilizaron con ese equipo de trabajo, en el que la revolucionaria Estela Marina impartía Historia de Cuba , acción complementada en el seminternado de El Jigüe, para los maestros de montaña.
“Fue tanta su vocación por la enseñanza, que en 1959 impartió clases a determinados soldados y oficiales del Ejército Rebelde, luego, junto al esposo y sus cuatro hijos pequeños, se incorporó a las Brigadas Conrado Benítez, en la Campaña Nacional de alfabetización, impulsada en 1961 por el gobierno cubano, base del desarrollo científico que hoy tiene nuestro país”.
TAMBIÉN EL ARTE
“En 1955 instituyó la Federación municipal de escritores, compuso el himno ¡Oh Bayamo inmortal!, dedicado a la historia patria de la ciudad, musicalizado por Miguel Ángel Batista y estrenado por sus alumnas en esa década, e integró el Taller literario José Martí.
“Su primer libro de poesías Mi jardín interior, fue editado en 1937 por la imprenta Arroyo, de Santiago de Cuba y prologado por la también poetisa Mercedes Pintó, intelectual muy destacada por la prensa de la época.
“Se graduó como libretista de Radio y TV, integró las filas de la Brigada Hermanos Saiz, donde impartió seminarios sobre técnicas para los medios de difusión y en 1968, clases de quinto y sexto grados, en la Escuela de música Rafael Cabrera”.
EL ADIÓS.
Con ese comprometimiento pedagógico y social marchó definitivamente el 22 de junio de 1981, dejando a su paso dos hijas continuadoras de su profesión, la admiración manifiesta por María Luisa Milanés, quien también sufrió las desigualdades de su época y varios libros de poesía inéditos, plenos de sentimiento, amor y patriotismo.