
Mucho antes de tirarse la primera bola, la I Liga Élite del Béisbol Cubano (LEBC) suponía un tremendo reto. Se trataba no solo de agrupar a los mejores exponentes disponibles, también de organizar un evento superior en calidad a la serie nacional.
De hecho, muy pocas expectativas se generaban a su alrededor, debido a algunas dudas desde que comenzó a gestarse. Con ese inicio incierto, resultaba difícil vaticinar buenos augurios.
Aun así, un equipo sobresalía entre los principales candidatos al trofeo de campeón: Agricultores. La selección conformada por jugadores de Granma y Las Tunas lucía superior en el papel, y no demoró en demostrarlo sobre el terreno.
PUNTEROS DESDE EL INICIO
Desde la misma arrancada, los alumnos de Carlos Martí asumieron la punta, hasta dominar la fase regular -con balance de 30 victorias y 19 derrotas-, liderazgo que solo puso en peligro Portuarios, su contrario en el play off final.
La tropa del avezado mentor venció la etapa clasificatoria sin muchos contratiempos, en gran medida, por el aporte decisivo de varios atletas que dominaron algunos departamentos, tanto en la ofensiva como en el pitcheo, aunque siempre primó el juego colectivo.
En esa actuación mucho tuvo que ver el tunero Alberto Pablo Civil, líder en victorias (7) y segundo en salvamentos (8), casillero que encabezó casi hasta la conclusión del segmento inicial.
Entretanto, el receptor Yosvani Alarcón se erigió máximo impulsor de carreras (29), en dura porfía con sus compañeros de equipo, su hermano Yordanys (28) y Rafael Viñales (27). Y el patrullero central Yuniesky Larduet fue el mejor en indiscutibles (63), carreras anotadas (37) y bases robadas (13).
CAMINO A LA CORONA
Como mismo pasearon la distancia durante el calendario regular, los granmenses-tuneros sometieron a Tabacaleros en el cotejo semifinal; el 4-0 así lo confirma. De todos modos, se avecinaba una batalla campal.
Por la otra llave, el inspirado elenco de Portuarios dio la sorpresa, cuando sometió en seis desafíos al también todopoderoso conjunto de Centrales. Así quedaba pactado el duelo por la corona, al que llegaban los orientales con etiqueta de favoritos.
Los ahijados de Michael González hacían caso omiso a esa profecía y estuvieron a punto de destrozar todos los pronósticos, cuando se colocaron a un solo éxito de coronarse.
LA FINAL
Juego 1 (14 de enero): Un verdadero duelo a batazos protagonizaron ambos elencos en el primer partido, en el estadio Mártires de Barbados, de Bayamo. Fue tal el encontronazo, que nueve entradas no bastaron y quedó sellado -para la jornada siguiente- con abrazo a 11 carreras.
La decisión llegó rápido en la reanudación, porque las dos rayitas fabricadas por los occidentales, en el décimo capítulo y con regla Schiller incluida, alcanzaron para decretar un ganador (13×11).
Juego 2 (15 de enero): Otro encuentro cerrado, aunque sin el desborde ofensivo de unas horas antes, confirmaba las ansias de victoria por uno y otro bando, durante el segundo juego.
De todos modos, Michael y sus muchachos volvieron a imponerse (4×3) y salieron de predios bayameses con una impensada ventaja de 2-0. Parecían dispuestos a terminar en el Nelson Fernández, de San José de las Lajas.
Juego 3 (17 de enero): A diferencia de lo vivido en la capital granmense, el parque mayabequense acogió una entusiasta afición. Miles de seguidores abarrotaron el parque y hasta comenzaron a hablar de una pollona, cuando su equipo marchaba delante en el marcador.
Para continuar con las remontadas, Agricultores borró un 3-7 en contra y terminó venciendo 14×9, gracias a otro relevo de altos quilates de Joel Mojena y poderosa ofensiva, que incluyó cuatro jonrones y otros cinco extrabases.
Juego 4 (18 de enero): Portuarios retomó el paso ganador de los últimos días y casi devuelve la misma moneda a sus rivales, para acercarse aún más al ansiado título de campeones.
Una actuación fenomenal de Marcos Ortega, también en rol de apagafuegos, y cuatro estacazos que remolcaron -a partes iguales- las ocho carreras, decretaron la pizarra definitiva (8×5), para poner la serie 3-1 a su favor.
Juego 5 (19 de enero): Los Agricultores estaban precisados a ganar los tres choques restantes y no fueron menos; en el quinto desafío dieron una verdadera demostración de autoridad.
Un ataque despiadado de 19 inatrapables condujo la paliza de 19×5 (nocaut en siete episodios), antes de emprender carretera rumbo a su cuartel general, donde volverían a hospedar a los rivales.
Juego 6 (21 de enero): De regreso a la Ciudad Monumento Nacional encontraron una afición enardecida, y no la defraudaron, al desplegar una ofensiva oportuna, aunque sin el poder del encuentro anterior.
Entretanto, el reincorporado Carlos Juan Viera se mostraba dominante desde la lomita, para anotarse el éxito 9×1 que emparejó las acciones (3-3) y extendió la serie al límite.
Juego 7 (22 de enero): Otro juego de infarto se disputó el último domingo en la instalación bayamesa, luego de un doblete de Oscar Valdés, que redondeó racimo de tres carreras y empató sensacionalmente (6-6), a falta de un solo out.
El momento cumbre estaba por llegar y lo protagonizó un pelotero poco mediático, como Osvaldo Abreu, pero con temple y coraje sobrados en estos trajines. Aprovechando otro lanzamiento en recta de Marlon Vega, el yarense disparó un cohete al jardín central que trajo desde la segunda almohadilla a Dailier Peña.
Así comenzaba el festejo y Agricultores se estrenaba a lo grande en la LEBC.
LO QUE DEJÓ LA FINAL
Más allá de la batalla que ofrecieron ambos elencos y la distinción de MVP del tunero Viñales, la final dejó números impresionantes, como el récord de 114 carreras para un play off y la astronómica cifra de 24 jonrones.
Asimismo, libró a la justa de un naufragio total, porque los estadios volvieron a llenarse, otra muestra inequívoca de que sigue viva la pasión por el deporte de las bolas y los strike.

