
Cienfuegos, – Profundas experiencias atesora la doctora Yanela Armenteros Suárez, primera profesional del sector de la salud en Cuba que enfermó de la COVID-19, en marzo de 2020, a pocos días de reportarse en esta isla caribeña la entrada de la enfermedad generada por el virus del SARS-CoV-2.
Nacida en el municipio Santa Isabel de las Lajas, de la provincia de Cienfuegos, la especialista en Medicina General Integral fue noticia entonces en redes sociales y medios de difusión que querían conocer de cerca cómo le iba a un galeno en su papel, no ya de médico sino de paciente, y por el hecho de haberse contagiado mientras prestaba sus servicios en una clínica internacional en este territorio cienfueguero.
No obstante, al boom mediático con que se asumió su caso, la doctora a no ha perdido su miedo escénico, y someterse a un interrogatario periodístico le proporciona más contrariedad que haberse convertido en subdirectora municipal de salud y atender el funcionamiento de su localidad y en especial el rebrote del coronavirus en lo que va de año.
Luego de atender a una turista croata, quien dio positivo al coronavirus, comenzó el via crucis para la joven médica, con solo 29 años y un pequeño hijo de cinco, además de que sus padres son muy vulnerables por padecer enfermedades de base.
Armenteros Suárez contó a la Agencia Cubana de Noticias detalles de aquel 24 de marzo cuando fue ingresada en el centro de aislamiento de Perlazúcar, en Cienfuegos, y el 28 trajeron la noticia de que era positiva a la COVID-19 , por ello la trasladaron al hospital militar de Matanzas.
“En ese momento una siente tantas cosas, sentía mucha culpa, pues creia que había contagiado a mi familia, sentía miedo, debido a lo desconocido de la enfermedad, y por supuesto no teniamos las experiencias que hemos acumulado al cabo de un año, y las perspestivas de una vacuna cercana y autóctona.
“Me atendieron de maravillas en esa institución médica y poco después evolucioné y -con el apoyo de los medicamentos y los especialistas- logré rebasar la enfermedad.
“Cuando culminé el proceso de convaleciente y como la clínica estaba cerrada debido a la reducción de llegada de turistas al pais, me reubicaron en un consultorio del médico de la familia en Lajas.
“Y a los dos meses me enviaron a un entrenamiento como cuadro para asumir la vicedirección de asistencia médica en esta localidad.
“Desde que asumí el nuevo cargo debí enfrentarme a la situación del rebrote de la COVID-19, y he revivido en cada caso reportado, lo tanto padecido en carne propia cuando enfermé.
“Todos los pacientes son conocidos, o amigos o vecinos, y lo menos que puedo hacer es ayudarlos, pues sé cómo se siente ese proceso”.
Como vicedirectora Armenteros Suárez debe atender toda la asistencia médica, el funcionamiento de los consultorios médicos, las interconsultas, rehabilitación, estomatología, entre otros.
Asimismo ella tiene que ver con el centro de aislamiento abierto recientemente en el municipio cienfueguero de Lajas: el politénico Orestes Jiménez Fundora, con capacidad para 110 personas.
Además está al tanto de la consulta de pacientes convalecientes de la COVID-19, integrada por un sicólogo, nutricionista, clínico, una especialista en rehabilitación y medicina física y otro en medicina natural y tradicional.
Ante tanto quehaceres, para la doctora cienfueguera la familia es un pilar fundamental, que la apoya siempre, pues a veces labora hasta las 11 de la noche en los controles de focos.
Quien ha sufrido en carne propia las dolencias del coronavirus, instó a la población a ganar en percepción del riesgo para que se reduzca esta pandemia, y no solo cuidarse cuando estamos en la calle, hasta en la casa debe una protegerse, porque los miembros de la familia salen a la calle y pueden traer el virus a casa, apuntó.