La Habana.- (PL) A pocos días de conmemorarse 99 años de su natalicio, el legado de Fidel Castro, líder histórico de la Revolución cubana, sigue hoy presente en cada rincón donde se luche por un mundo más justo.
Desde el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959, Fidel Castro redefinió el papel de Cuba en el ámbito internacional.
En pleno contexto de Guerra Fría, cuando muchos países pequeños eran absorbidos por las esferas de influencia de las grandes potencias, la nación caribeña eligió un camino propio: el de la independencia, la soberanía y la solidaridad activa con los pueblos en lucha.
Su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1960, donde denunció las prácticas neocoloniales y el dominio económico de las potencias occidentales, marcó un antes y un después en la participación de los países en desarrollo en el sistema multilateral.
Durante 267 minutos, Fidel Castro expuso con contundencia las contradicciones del orden internacional y exigió justicia para los pueblos oprimidos.
Pero más allá de las palabras, el líder histórico convirtió los principios en acción y prueba de ello fue su decidido apoyo a las luchas de liberación nacional en África. Desde Angola hasta Mozambique, pasando por Guinea-Bissau, Etiopía y Sudáfrica, envió médicos, educadores, ingenieros y combatientes en misión internacionalista.
Nelson Mandela, tras su liberación, visitó La Habana en 1991 y declaró: “Los cubanos han hecho por África lo que ningún otro pueblo ha hecho. Ustedes pueden sentirse orgullosos de haber sido parte de un proceso histórico que contribuyó a la liberación de nuestro continente”.
Fidel Castro también fue una figura central en el Movimiento de Países No Alineados, espacio fundamental para la defensa de la independencia nacional y la justicia internacional.
Durante un discurso en la IX cumbre del bloque, en 1979, advirtió sobre «la nueva forma de colonialismo: el dominio económico, financiero y tecnológico ejercido por los países del Norte sobre los del Sur», y llamó a fortalecer la cooperación Sur-Sur como alternativa al modelo impuesto desde los centros de poder global.
A lo largo de las décadas, Fidel Castro se convirtió en referencia moral para movimientos sociales, intelectuales y líderes progresistas del mundo.
Nuevas y antiguas generaciones, así como líderes políticos reconocen que su impulso a la integración latinoamericana y caribeña —a través de la Alianza Bolivariana para las Américas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y otros espacios— fue un aporte fundamental para recuperar la identidad y la autonomía de la región.
Hoy, cuando el mundo enfrenta nuevas formas de dominación, crisis ecológicas y conflictos alimentados por intereses geopolíticos, el pensamiento de Fidel Castro sigue vigente en cada médico cubano que atiende en zonas remotas y en cada pueblo que defiende su derecho a decidir su propio destino.