
Desde el momento mismo en que se produce el arribo de Fidel a la Sierra Maestra, durante los primeros días de enero de 1957, esta porción
suroriental cubana se convierte en símbolo de la libertad soñada para toda Cuba.
El tronar de los fusiles contra las hordas batistianas que asesinaban y
masacraban a la población campesina de la zona y una inmensa ola de
cambios y esperanzas, hicieron que su presencia en estas montañas fue un canto a la virtud y a la vida.
Así lo confirma la licenciada Dalgis Villavicencio Gutiérrez, especialista del museo municipal Bartolomé Masó Márquez.
“Desde su llegada a este territorio, Fidel se convierte en el talismán que une a todas las fuerzas que se oponen al régimen de Batista.
“Aquí duerme, come y traza planes en los más humildes bohíos campesinos, suma adeptos a la causa y dirige personalmente las principales acciones bélicas que pusieron fin a la presencia del ejército batistiano en la zona”.
“Asume, en Altos de Mompié, el mando total de todas las fuerzas que
luchaban contra el dictador tanto en la sierra como en el llano.
“Una de sus proezas guerreras más importantes en estos lomeríos consiste en enfrentar la Ofensiva de Verano, lo que significó oponerse a un ejército de más de 10 mil efectivos con apenas unos 300 hombres escasamente armados.
“Durante 74 días se prolonga esta desigual confrontación contra la aviación, la artillería, los barcos de guerra y otros medios de combate enemigos culminando con una victoria estratégica en la batalla de Las Mercedes.
“Fue precisamente en estas montañas donde radicó su última comandancia, en La Plata, en donde pensó y concibió los planes futuros de la Revolución cubana y donde diseñó la concepción de la mujer cubana como combatiente al lado del hombre, creando para ello el pelotón de Las marianas.
Los años posteriores al triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, precisa la especialista, están marcados por el intenso bregar de Fidel en función del desarrollo social de estas montañas.
El enemigo a derrotar entonces era el panorama de hambre, miseria,
analfabetismo y desolación dejado por la dictadura de batista en toda la
Sierra Maestra.
“El regreso de Fidel al escenario de la sierra se produce apenas unos días
después del triunfo revolucionario, tan solo el 2 de febrero del 59, donde se reúne con más de 10 mil personas, preferentemente campesinos, en la zona de Guayabal de Naguas.
“Ante ellos traza la nueva estrategia, no solo de la sierra, sino de toda Cuba.
“Recordemos su presencia aquí en la firma de la primera Ley de Reforma
Agraria, en una jornada tan llena de simbolismo como el 17 de mayo y su
participación activa en la creación de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, la que inaugura el 26 de julio de 1959, coincidiendo con el primer acto por el Día de la Rebeldía Nacional realizado fuera de la capital del país.
“También es activa su presencia en el impulso de obras como la presa Paso Malo, el campamento de pioneros de Santo Domingo y la carretera que conduce hasta La Plata, entre otras obras que ha dejado a este pueblo que le quiere y sigue afirmando que la Sierra Maestra es de Fidel”.
Los vínculos de Fidel con la Sierra Maestra y en particular con la porción que ocupa el actual municipio granmense de Bartolomé Masó quedaron
cimentados para siempre.
No solo por ser este escenario de casi toda la gesta libertaria comandada por él, sino por ser reflejo de los cambios operados bajo su guía con la triunfante Revolución cubana.
Relación indisoluble que le ha dado al pueblo masoense el privilegio de ser de la estirpe de Fidel.