Fili: un maestro atado a un compromiso y a una pasión por servir

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Por Orlando Naranjo Escalona | 16 septiembre, 2025 |
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FOTO/ Orlando Naranjo

Entre las tantas virtudes que ha tenido la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos una de las más significativas ha sido la de juntar entre sus muros a cientos de miles personas de casi todo el país. No solo fueron foráneos los estudiantes que la iniciaron, allá por los años 60 del pasado siglo, sino también la mayoría de los maestros y profesores que se encargaron de la formación de aquellos primeros Camilitos.

Entre esos docentes, que muy jovencito, en 1965, con apenas 19 años de edad, tuvo el privilegio de inscribirse en la historia de la Primera Gran Obra Educacional de la Revolución Cubana figura el masoense por adopción, Feliberto Peña García, “Fili”, como cariñosamente casi todos le conocemos.

Nacido el 7 de mayo de 1945, en el actual municipio holguinero de Báguanos, en aquel entonces central López Peña, le tocó vivir su adolescencia en los albores del triunfo revolucionario de 1959, por lo que, con apenas 14 años y ya cursando la secundaria básica en la ciudad de Holguín —un trayecto de más de 30 kilómetros desde su zona rural—, no dudó en responder a la convocatoria para formar parte de la emergente cantera de educadores de la Isla.

Vi en ello, comenta, una oportunidad única para contribuir al desarrollo de mi país, “pues para mí, educar es una forma de servir a la comunidad y formar ciudadanos conscientes y comprometidos”.

LA FORJA DE UN PEDAGOGO

Su vocación magisterial se moldeó en las aulas pioneras de la Revolución. Superó las pruebas de aptitud y se enroló en la escuela formadora de maestros, asentada ese primer año en las montañas de San Lorenzo (hoy Bartolomé Masó, Granma), una modalidad de estudio que más tarde se conocería por el nombre de “Macarenko”, en honor al pedagogo soviético de igual apellido, en cuyas doctrinas se basaba el modelo aplicado.

Su formación continuó por dos años en la emblemática Escuela de Topes de Collantes y se completó con otros dos en Tarará, graduándose finalmente en enero de 1965.

Su destino profesional fue, precisamente, la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, donde desplegó una larga y fructífera trayectoria que se inició impartiendo asignaturas de ciencias exactas, como Matemática, Física y Química, luego pasó por Historia y Marxismo, hasta finalmente dedicarse al entrenamiento y formación de nuevas generaciones de docentes.

“Con el tiempo comprendí que ser maestro es mucho más que impartir clases; es ser un guía y un modelo a seguir para mis estudiantes. Ver crecer a mis alumnos y luego a los nuevos maestros que formé constituye una de las mayores satisfacciones de mi vida”.

COMPROMISO POLÍTICO Y SERVICIO A LA COMUNIDAD

Su condición de militante es un hito fundamental en su biografía. Se inició en las filas de la Juventud Comunista en 1962, mientras estudiaba en Topes de Collantes, y para 1968, cuando apenas contaba con 23 años de edad, ya era miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC).

“La política y la educación están intrínsecamente ligadas en nuestra realidad cubana, por eso me fue fácil integrarme por completo a ambas tareas”.

Su destacada trayectoria lo llevó a asumir, en 1982, responsabilidades como cuadro profesional del Partido a nivel de municipio en la labor de Instructor y solo 3 años le bastaron para ser promovido al trabajo en la provincia como funcionario de la esfera ideológica, labor que desempeñó durante 18 años.

“Viví en esas funciones los duros momentos del Periodo Especial, cumpliendo misiones por toda la provincia, fue una realidad muy dura, pero siempre creí que el compromiso con nuestra gente era lo más importante. La unión y el apoyo mutuo entre los cubanos fueron fundamentales para salir adelante”.

A punto de jubilarse, en 2003, decidió regresar a su sector educacional de origen, aunque se mantuvo activo como militante y miembro del Comité Municipal del PCC en Bartolomé Masó, liderando comisiones de trabajo de la esfera política – ideológica.

“La experiencia ayuda, pero es la voluntad del hombre y el compromiso con los suyos lo que le hace mantenerse activo y asumir nuevas tareas”, reflexiona.

Su vínculo con la base fue siempre estrecho. Fue delegado de circunscripción durante seis mandatos consecutivos entre 1980 y 1995, una experiencia que le permitió ganarse el cariño y la confianza de sus electores y encausar numerosas tareas en beneficio de su comunidad.

LEGADO Y RECONOCIMIENTO UNÁNIME

Aunque una fractura de caderas lo aqueja desde hace cuatro años, su espíritu de servicio permanece inquebrantable. Actualmente como vicepresidente de la zona de defensa de El Caney de Las Mercedes, no deja de cumplir con sus deberes.

“La vida siempre presenta retos, pero he aprendido que las dificultades físicas limitan nuestros movimientos, pero no el compromiso y el sentido de pertenencia con nuestra comunidad y en especial con el Partido. La entrega al servicio es un principio que he llevado toda mi vida y no pienso detenerme ahora”.

Feliberto ama a su Ciudad Escolar tanto como a su familia y en particular a su esposa, Aleixia Marcela Tamayo Viltres, a quien conoció en sus inicios como pedagogo y aun le acompaña en la vida.

“Criamos juntos nuestros tres hijos, dos varones y una hembra, equilibrando nuestro trabajo docente con la atención a la familia, pero los hijos han de volar alto y lejos para poder desarrollarse, sin embargo, ellos saben que esta es su casa, a la que pueden regresar cuando les plazca como refugio de sueños y esperanzas cumplidas”.

Holguinero de pura cepa y granmense por adopción, Fili no concibe la vida lejos de su tierra y de las ideas por las que ha luchado y trabajado la vida entera, porque es de esos cubanos de los que viven atados a un compromiso y a una pasión por servir.

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